De día, verde era la puerta
en casa de la diabla.
Gorriones la guardaban
siempre a la sombra. Asustaba.
De día, azul era la puerta
en casa de Don José.
Sus dinteles perfectos
bajo el treinta y tres.
La noche el color borraba.
De día, verde manzana.
De día, azul de agua.
Y una noche, la eterna
la puerta, verdeazulaba.