más allá de esta calle hay otro miedo
otra acera y otro juego donde caminar por siempre de puntitas
y entre todas estas cosas habita siempre un hombre viejo
y su piel que ahora escurre
y su imagen ya sitiada por botellas de colores
como pájaros perversos
aferrada a aquella mesa
lo cierto es que la vuelta al patio antiguo
de exquisitos cuerpos sin aroma
la sórdida costumbre de lamernos el hastío
resulta mil y una veces mejor partido…
que el panteón de la peor de las tristezas