¡Oh, pobre vida!,
que un día soñaste con primavera en el invierno,
donde la bruma del mar destilara
el perfume cándido de una bergamota;
sentimientos limpios de vanidad
alzando vuelo sin fronteras
en crepúsculos ebrios
ausentes de memorias.
!Oh, pobre vida!,
que un día soñaste divorciarte de placeres
febriles que embriagaran mi existencia
para correr al lado núbil del amor,
donde sus fértiles pasiones hiciesen estallar
botón de rosa, lágrimas de abril
y esparcir sensaciones plácidas de absolución.
! Oh, pobre vida!,
que un día soñaste en centella poesía,
navegar sobre el alba a la orilla de luceros,
deshojando estrellas sobre luna llena,
cantar tan dulce como el fino cardenal.
!Oh, pobre vida!,
que un día soñaste escapar en desidia nostálgica
de tierra estéril a pasiones!