Cuando despertó a la vida
estaba tumbado sobre la recamara.
Abrió los ojos mientras sus parpados
se mantenían cerrados.
Era como si sostuviera miles de kilogramos con ellos;
Las falanges que forman sus manos
por fin pudieron palpar y
sentir aquella emoción,
cuando la razón floreció dentro de su ser.
Alocadamente buscó una hoja en blanco en la que pudiera
anotar tal realización.
Luego de buscar entre los escombros, papeles semiutilizados
y cuadernos de notas. Por fin halló este cuaderno en blanco,
que se convertirá en el libro de su vida.