Cruzando el puente
que te lleva de repente,
a saber perderte
sin querer encontrarte.
Pintas con elaborada acuarela que se derrite,
en texturas de mimbre que juegan al escondite.
En el atril que observas se deslizan al principio;
unas son leídas otras van directamente al precipicio.
No son para comprometerte,
solo juegos para entretenerte,
unas se adentran en aquel lugar
que antaño llamaban amar;
otras adormecen tus valores
y te dan el instinto de los animales.
Unas singulares voluptuosidades
enmarcadas en el álbum de tus pasiones
de las que incandescente te arrepientes.
Armado el alboroto,
se juzga el corazón roto.
Caer en la trampa,
o ponerte una estampa.
No tientes al enemigo,
que hará del sufrimiento,
tu único alimento.