Te vi despierto en la vejez que te duerme
alargando tus pasos, golpeando tus rodillas
benjamín en la sonrisa burbujeante de tus mejillas.
En metáforas posees las sílabas de mi cuerpo
se derrama en tus versos;
pétalos en el vigor de los abriles.
Te allegas, rumiante hoja de otoño
yo, verano de primavera.
Temor: la autoridad de tu palabra
yerra indeleble de tu verso.
Ternura: el aleteo luminoso de tus pupilas.
¿Qué ofrecen mis dispares décadas?
¿Qué surcos buscas en mis veredas?
¿Por qué endiosas de mis senos la caída?
¿Por qué te enversa la pequeñez de mi boca?
Creo saberlo:
tinta fervorosa te he nacido.
¡Oigo! Me están silbando los versos del poeta.
Acariciándome con rudeza de amanecer despierto.
¡Veo! Me están embelleciendo los versos del poeta.
Mirándome con recorrido de trueno.
¡Canten para que crezca!
¡Mírenme! ¡Háganme bella!