Ayer el padre del abuelo regresó
de la fabulosa Cuba
todo lo que obtuve de la isla no fueron
noticias
fueron prodigios que llegaban
anegados en luces y vientos
tránsitos desconocidos se hacían memoria
en la sierra con el abuelo
y esa foto del 36 olvidada
escarnecida
la síntesis de un alma pura
un grano en el cuerpo de un
planeta
que un día aparece como un misterio
volátil
¡cuántas veces me acordé de aquella sangre mía
en la distancia
los relatos del abuelo frente a un padre que nunca
conoció
-las circunstancias de su partida-
para nunca regresar
y aquella mujer desesperada
atrapada, escarnecida
en el corralón de un
paisaje
al precio de su felicidad, de su
vida
consumida en las
llamadas
de la voz de Cuba, y al inal
prisionera de las brumas
contra el fulgor de los soles
sepultada
y ahora que para mí
Cuba hablaba
en su lejanía de
deriva
como son los misterios
de los muertos
por sus gritos marcados
en su abrazo
y en su filo.