Esta era una costumbre,
Que había empezado una vez
Y se había acostumbrado
A levantarse a las seis
A tomar el autobús
A beber café a las diez
Y a dormir a su costado.
Sin saber cómo, ocurrió
Terminó la obligación
De levantarse a las seis
De llegar a fin de mes
De alcanzar el autobús
Su tolerancia al café
Y una mañana a su lado
Tampoco despertó él.
Era otoño y aún abril
Era el jueves señalado
De esa semana tan triste
De rojo en el calendario
Entonces no pudo ser
Y aunque ella sigue durando
Todo ha perdido el sentido
También ella, que esta vez
Sin saber como es que fue
Sin costado ha amanecido.