“Una parte de mi es el suspiro de estas tristes letras infinitas
ancladas en mi voz al fondo, como un navío
huérfano y falto de timón, de velas y de vientos,
cubierto en toda su extensión con musgos y con grietas,
convertido en la podrida ciudad de las gaviotas,
todo deshecho,
ciudad que su interior engullen sin saber
que es mi interior el que está preso.
El otro yo son sus entrañas.
Maderas empapadas en la sal de tantos daños
Que apenas el susurro de las olas las alcanzan,
Se vienen a quebrar bajo la espuma
Liberando el grito torcido de la voz,
Voz de capitán sin nave alguna”.