Te quiero,
con las tristes ojeras de tus noches,
con tus labios sin rouge de madrugada,
más allá de tus piernas y tu escote.
Te celo,
con el abrazo tierno del amante,
con la ausencia total de las caricias
de tus manos que no ansían tomarme.
Me ignoras,
cuando regresas tarde por las noches,
cuando pintas tu boca en las mañanas,
cuando luces tus piernas y tu escote.
Me olvidas,
en el abrazo tierno de otro amante,
en el tenue rozar de las caricias
de tus manos que gozan al tocarle.
Me evado,
permanezco en mi mundo hecho pedazos,
conteniendo tus faltas y la angustia
en el hueco vacío de mis brazos.
Te espero,
como el lobo acechando a la majada,
simulando soñar cuando regresas
cada noche a la alcoba despojada.
Me entrego.
Cuando llegues me has de creer dormido;
deja tus besos falsos en mi boca
de la que no saldrá un solo suspiro
y escucha:
sostenme en tu regazo, aún no he partido
y permite a mi alma agonizante
morir en el solaz de tu vestido.
Phoema: prolijo, bien.
El Ingeniero
Sin duda da latigazos en el lomo de quien ha sido alguna vez traicionado. Suerte en el certamen, es el tuyo un poema brillante.
Has sabido transmitir bien las sensaciones que acompañan a esta experiencia tan torturadora. Un saludo y suerte.
Me gusta total, entero y todo ! 🙂 Suerte !
Es tierno y profundo. Me ha gustado, otra enhorabuena para el carro;)
Un saludo,
Elzahir.
Me ha gustado mucho. Profundo y puro. Cada estrofa te engancha a leer la siguiente. suerte
Profundo. Tiene alma…
Mejor que varios leídos. Hermoso remate:
«sostenme en tu regazo, aún no he partido
y permite a mi alma agonizante
morir en el solaz de tu vestido».