En un lugar secreto de mi corazón,
Sigue caminando un perro cubano.
Cruzaba la plaza, bajo un sol de plomo.
No tenia ni pelo, solo hambre y desolación.
Caminaba este perro sin rumbo preciso.
Titubeaba, ojos cerrados, sin orientación,
Piel rosada y quemada, sacrificio
A los hombres, a los cuales por ser fiel,
Había dejado hasta su piel.
Caminaba, sordo a los discursos políticos.
De que le servían a el, los discursos de Fidel.
Había encerrado en su alma
Toda la tristeza de Cuba.
En un lugar abierto de mi corazón,
Sigue ladrando un perro cubano.