Acaba el llanto
el grito ya no busca oído
-tampoco es muerte-
sòlo se descree en el consuelo.
Acaba el llanto
todo es comienzo
-y no es brote-
nada rejuvenece
en nuestros ojos.
La certeza es vieja
como una señora
de medias gruesas.
Acaba el llanto
en homenaje a la fuerza
de la bestia herida que no mata
a la dignidad erguida,
al ojo que renace
para sacudirse las cenizas
y aún para bendecir al sol
que lo dejara ciego.
Acaba el llanto.
De regreso al origen
germinan anhelos
a caballo del pólen,
la vida es huracán diseminada.
Cabalga desbocada la sangre,
una vez perdido el Paraìso.
Acaba el llanto
para hundirse,
o para navegar la vida,
en este barco de verdad
que galopa
a horcajadas de la angustia.