Que desazón tu nombre
En esta inclemencia compartida
Estas horas vencidas
En que duermo
Late una sombra
Bajo los destellos de mi carne
Un continuo despegar en que desciendo
Y vuelvo
Y retorno
A tu cuerpo
Al deseo
De verte poseída
Por el olvido
Alameda de polen
Es tu intacto aleteo en las camelias
La vejez de un nacimiento
En que veo
Como por el ojo del tiempo
Los reinos del espejo
Como una condición de frecuentes insinuaciones
Un desespero de lágrimas
Que no se detiene
Bajo las raíces de un cielo
Que siembra tempestades