Te he soñado desnuda
en la isla desierta.
En la orilla fragante,
bajo de un cocotero
el amor renacía como el día primero
antiguo de la tierra
que cantara el poeta.
Adán yo me sentía bajo el azul del cielo
y en el latido mutuo
de nuestro ardiente anhelo
solo flores y pájaros y floresta radiante
en un orfeón de trinos y gamas rutilante,
de flores encendidas a la vera de ríos
donde los pies desnudos bañar de escalofríos,
donde amar sumergidos en un frescor de aguas
de sorprendidos peces, de soledades grandes,
vacías de palabras
Y al despertar la noche en el azul del cielo
en la primer estrella leer nuestro destino.
el ofrecido cuerpo de la mujer más bella,
sagrada compañía para un largo camino.
Y cuando en la isla se hace de luz el nuevo día
renacer al amor bajo la melodía
de un despertar de pájaros
de un abrirse de flores
de un hacerse la luz
surtidor de colores.
Y repetir la noria de los días solares
de las noches sombrías en un rumor de olas
del amor siempre a solas
y en la luna cambiante
y el mudar las estrellas;
y en el pautado cambio de las 4 estaciones
repetir siempre nuevas, estrenadas y bellas
las primeras caricias, las primicias de un beso
el primer amor siempre, la primer flor del sexo.
Mas despierto del sueño, con el calzón mojado
la realidad su ceño desnudo me ha mostrado.
Por bella isla una cama
vacía, sucia, triste,
que la pluma al detalle describir se resiste.
Y para hacer el amor por bella compañera
a elegir de las dos una mano cualquiera.
Y el trinar de los pájaros, un crepitar estruendo
de fiera hormigonera detonando in crescendo.
Ante tal desengaño he tomado la pluma
para hacerle una higa a la mala fortuna
y antes que me olvidara del ensueño reciente
que despertó al engaño, del sueño incandescente
he tomado la pluma y este sueño he trascrito
y si luego lo olvido, mañana queda escrito.
y algún día con frío, desdén, pasión muerta
leerlo y celebrar a mandíbula abierta.
Y lo que desasosiego pudo causarme un día
me sirva para hacer jocosa una poesía.