Como un caballo salvaje galopando sin destino,
que se aleja de su viaje y se olvida del camino
al encontrar tu paisaje de color intenso y vivo…
Como un águila imperante, que capitanea el cielo,
se despista de su presa mientras grita en pleno vuelo
al ver cómo mece el viento esos rizos de tu pelo…
Como un tigre majestuoso que camina entre maleza,
siendo el rey de las miradas él admira la belleza
que liberan tus dos ojos, su humildad y su grandeza…
Como dulce mariposa de alas rojas, delicada,
que pasea por los prados entre flores embriagada,
así son tus labios tersos y tu sonrisa encantada.
Como un ciervo sosegado que se posa con paciencia,
que sin perturbar la calma deleita con su existencia,
más allá ve él tu elegancia y le cautiva tu presencia…
Y aquí estoy yo, un simple humano, que en la distancia te admiro,
que me sumerjo en mi sueños y del recuerdo me olvido,
cuando te siento tan lejos mi cuerpo vive dormido.
Pero al hallarte a mi lado, mi corazón perezoso
enloquece cual caballo desbocado y vigoroso,
cuando tu pelo se enreda entre mis manos y dedos,
mi vello acaricia el pecho del águila en pleno vuelo,
cuando te miro y me miras, mis ojos ven tus miradas,
las fieras que yacen dentro se encienden apasionadas,
y si tus labios estallan al verme llegar un día,
y una sonrisa efusiva me empapa de tu alegría,
mil mariposas de seda inundarán mis adentros
para salir por mi boca en forma de eternos besos,
mientras te envuelven en magia, arremolinan tu cuerpo,
y te levantan al aire, hasta pararse, ya, el tiempo.
Y si te quedas, me quedo, y te amaré con dulzura,
con la que pisa la hierba, Ciervo en su dulce andadura.
Y si te marchas te espero, te esperaré con sigilo,
me esconderé en este bosque, como hace el ciervo, tranquilo,
para observarte entre arbustos… para exhalar mis pasiones,
y recordarte dormido entre ríos, rocas y flores.