Si un día, caminando por la vida
ya no me guían tus manos,
y al tropezar con una lágrima
me ahogo en un mar de llanto.
Quedarán los versos enterrados
a la sombra de mi alma.
Invadirá la locura a los sonetos.
volarán las metáforas suicidas
-Ya sin rumbo -.
Ya no escribiré versos…
Mi pluma yacerá
en el luto del tintero.
Llorarán las rosas
lágrimas rojas de seda
enredadas entre espinas.
Que sean tus besos mi abrigo
En las últimas horas silenciosas
Donde no habrá mayor soledad
-ni peor pena-, que morir
Sin el roce de tus labios,
Sin tus susurros en mi oído.
Con un alma muerta de frio
Y un abandonado corazón
Que no encuentra tus latidos.
Me voy despacio…
De puntillas…
Ya no escribiré versos.