Encrespa el río sobre las piedras,
canta el murmullo del agua,
creciente, arraigado;
arrogancia quieta
sobre la sensación
de sentirnos siempre
tan efímeros,
tan lejanos,
tan dueños de nosotros
sin ser nosotros.
Me miras ajena,
aplastada por lo inmenso.
Y yo callo
y te hablo mirándote,
como si mañana,
tal vez mañana,
se quedara esta piedra
que nos abraza,
candente,
hecha de jirones de años.
Y seguirá anclada
mientras tú y yo,
en un suspiro,
volvemos a ser polvo.
Sólo nos quedará este instante,
de lo demás
nada, nada, nada.
Jorge Masaya, entreveo buen ritmo.
El Ingeniero
Poema que tiene ritmo y un tema trascendental bien tratado.
Vas por buen camino, aunque no soy quien para juzgarte, pero hay sentimiento que es lo principal en este trabajo.
Interesante y sugerente. Un saludo y suerte.
Ritmo, sonoridad, aún siendo libre el verso. Se notas que llevas las notas dentro y las sabes conjugar con el sentimiento. Encuentras tu mirada personal sin palabras manidas y desgastadas. Me ha gustado. Buena conjugación de fondo y forma. Suerte!
Poema construido con mucho sentimiento, valoro tu trabajo. Suerte.
Echaba de menos estas temáticas universales. Suerte en el certamen.
Tampoco del poema quedará nada, nada. Es la Ley. Con el tiempo el poema será lo que fue antes de nacer: NADA
Las piedras también pueden desaparecer.Sin embargo este poema puede quedar para la eternidad por su sugerente intensidad.
Ni si quiera esas piedras que nos abrazan perduran. Dicen que no existe ni pasado ni futuro, lo dicen los que saben de espacio-tiempo cuántico, lo dicen al afirmar que no existe el presente. Será que se escapa entre esos ríos encrespados, en los susurros arraigados, quién sabe.
Gracias por tus versos, me han encantado.