Paseo en la tarde
cuando el horizonte
rojizo se torna
y deambulo como una vagabunda
buscando al compañero
que me lleve
al baile de la noche,
mas tan sólo
al aire encuentro.
Sigo caminando
más camino
por sendas y caminos
y en mi paso descubro
un baile de desnudas
siluetas de otoño
que se mecen al viento,
al compás de la oscuridad
que envuelve sus ramas.
Se contornean,
se enlazan
y cantan alegremente
al sentirse cautivos
por la noche que llega.
Me acerco y me uno
a los danzantes arbóreos
y entre baile y baile
la noche pasa,
entre danza y danza
el sol asoma.