Te escuchaba aún a través del pecho
la guitarra de tu vientre me soltó
la tarde del miércoles los besos
que derramaban en su ruta
el aroma del tiempo sin tu nombre.
Miraba en los otros la pasión
del elemento que conjuga el remedio
para el amor en días de frío
pero me hacías las señales y me solté
a beber de la guitarra el amor
que no pueden palpar los vivos.
Sin tu nombre caminé
removiendo las cuerdas
busqué en tus labios el amor
pero me solté a beber de la muerte
en el beso que me prendió
para siempre de tu voz.