Empujada por el viento
caminaba hacia ninguna parte,
sin rumbo, sin sentido
sin camino por delante.
Era un espíritu libre,
de pequeña ya soñaba
que surcaba por el aire
con su raída cometa morada.
Sentía que podía rozar el cielo
con la punta de sus dedos,
que algún día sería libre
como lo fueron sus ancestros.
Su alma tenía que evadirse de su cuerpo,
vagar libremente en busca de sus ideales
vencer ese temor que le acechaba por dentro
temor a fracasar y a decepcionarles.
Y es que la vida es como una cometa,
muchas veces tienes que caer al suelo
para aprender a tomar impulso
y levantar el vuelo hacia un lugar más seguro.
No podía elegir, tenía que abandonar su tierra
era su oportunidad de sobrevivir a la guerra.
Tenía que dejar de mirar hacia atrás
para empezar de nuevo a soñar.