Caen los ídolos
de barro rebozados.
Caen esas estatuas
de Honor y Gloria impregnadas.
Pedestales en los que reflejaba
mis espejos.
Caen y se rompen
descubriendo la nada.
Cáscaras vacías
recubiertas de engaños
que invadieron falsos días
de mi suspirar.
Quizá llegó el momento,
de vestirme de opacidad.
Hermoso poema Natasha lleno de sabor a nostalgia
felicidades
sara lucas
Supongo que en uno u otro momento, a todos nos ha pasado; descubrir que lo que creías que era, en realidad no existía.
Preciosas las imágenes de la tercera estrofa, me encantaron.
Felicidades y suerte, Natasha.
Precioso poema. Reflejas muy bien el desengaño.
Besos.
Que esos ídolos rotos, los ya caídos, y los que están por caer, se conviertan en una oportunidad. Que la tragedia del desengaño se transforme en una puerta abierta para la liberación de nuestra mente y la iluminación de nuestro espíritu. A si sea.
La brevedad y transparencia de tus versos, me hacen pensar, que tu vestido de opacidad, no fue, o no será, aunque lo intentes.
Es muy bueno tu poema.
Natasha, un saludo.
Estoy de acuerdo con usted. Si este poema lo hubiese escrito yo, desearía «opaquearme» por completo tras leerlo…
Agradecer a todos sus comentarios. Incluso a Felipe con el que disiento, pues este poema me encanta.
Gracias.
A mi tembién me ha gustado mucho Natasha Fly, es el fiel reflejo de la época que vivimos en la que nada es lo que parece y los idolos son ilusiones creadas que se diluyen ante un pequeño rayo de sol.
Suerte
Gracias, Teo!
Suerte a ti también.
Un beso.
Intenso, breve y hermoso ¿Para qué más?
Suerte!
¡Gracias, Juanola!
muy lindo
Vuelvo a leerlo hoy y vuelve a gustarme
Mil gracias, lúdica!
No sabes cuánto me alegran tus palabras.