Alguien gira sobre una loma pelada
brazos y ojos al cielo
de su frente suben soplos, lumbre,
vinagre y polvo.
De las orejas trepa un viaje invernal
y ascienden una salmodia y un meditador.
Desde la boca gatean mantras,
postraciones y silencio,
a lo sumo un enigma.
Vuelan copos de nieve,
humo de incienso frío,
y música avenida con el silencio,
luego el rapto, el gozo y esa luz, esa luz.
(Una campana dobla en la distancia).
Ahora remontan los padres
tristes, de la nariz.
Rumian la desgracia de la hija loca, solitaria.
Ascienden, siguen subiendo.
Sobre el pecho se aúpa un novio
salido de su nicho sin flores
muerto tan joven, muerto.
Y suben y se alumbran y cruzan nubes
y suben y se alumbran y se alumbran y revientan
padres e hijos inexistentes y él muerto
y silencio y más silencio y tripas y recuerdos.
Sube la muerte de cabeza y vive, queda viva.
Sube la vida misma y muere, queda muerta.
Estalla un carro de vidrio naranja.
El sol alumbra la cima pelada
y el éxtasis revierte el otoño:
caen hojas hacia arriba, de papel escrito,
y cae una poeta… maldita.
En la cima pelada, alumbrada de sol
cae, al fin, un corazón místico.
Gira y gira.
Sola.
Poema hermoso y de difícil interpretación, debido a que se puede percibir el testimonio real de una experiencia mística, vivida por el autor, o interpretada por este desde el testimonio de alguien más.
Bellamente escrito, la versificación fluye honda como el aroma del incienso.
«caen hojas hacia arriba, de papel escrito,
y cae una poeta»…
Me gusta…
Chin He, un saludo.
Curioso y bonito poema. Suerte.
Místico. Enigmático. Hermoso.
Suerte!
Me ha gustado mucho. Creo que trasmite y contagia perfectamente las sensaciones de ese extraño viaje, con la extensión correcta y la delimitación de ideas y estrofas también muy adecuada.
Felicidades.
Yo diría que es un conjunto de letras generadas por un programa informático y, tras unirlas, troceadas. Pero, claro, yo me quedé en los hermanos Machado…
He viajado hasta el Tibet