Tras participar la semana
pasada en las
Jornadas sobre Fomento de la Lectura y
Medios de Comunicación,
organizadas por el Ministerio de Cultura y
el Gobierno de Aragón, he llegado a la
conclusión de que la innovación es uno de
los principales desafíos del sector del
libro a la hora de redefinir nuevas
estrategias de fomento de lectura para
atraer a más lectores.
No hay duda de que la segunda etapa del Plan
de Fomento de la Lectura ha logrado alcanzar
sus objetivos con unos resultados
alentadores. Las estadísticas indican que la
lectura en España tiene una progresión al
alza: de una población lectora en 2003 del
52% se ha pasado a un 58% en el segundo
trimestre de 2007.
Con el fin de mejorar estos resultados en la
siguiente etapa 2008-2012 y analizar los
cambios que están surgiendo y las
implicaciones que tendrán en el mundo del
libro, los ponentes reflexionaron durante
dos días sobre en el fomento de la lectura -
la escasa programación de espacios de libros
en radio y televisión, la transformación de
los tradicionales suplementos de libros en
suplementos culturales, la invisibilidad de
las revistas culturales - pero en todas las
mesas redondas se mencionaba, una y otra
vez, el mismo reto: la incertidumbre que
genera el desafío de Internet.
Los avances tecnológicos de los últimos años
han provocado tal transformación en la
sociedad civil que su impacto en el fomento
de la lectura y la promoción del libro es
irreversible. Estamos
viviendo un cambio de época donde la manera
de transmitir el conocimiento, que
tradicionalmente estaba basado casi
exclusivamente en los libros de tapa dura y
la prensa escrita, empieza a complementarse
con otros soportes de lectura y
comunicación. Durante una o dos generaciones
no van a desaparecer los libros en tapa
dura, ni los de bolsillo, ni la prensa
escrita. No obstante, todos estos soportes
de lectura sufrirán múltiples
transformaciones a muy corto-medio plazo.
Si los hábitos de lectura y escritura están
experimentando una transformación histórica
debido a la irrupción de Internet, los
profesionales del sector del libro deberían
apostar por la innovación con el fin de
testar nuevas formas y soportes que fomenten
la lectura en la Red.
Las innovaciones siempre
empiezan con una primera experiencia
Nadie en el sector del libro tiene hoy en
día una hoja de ruta con un esquema claro
sobre cuál es el futuro modelo de negocio de
las editoriales o las librerías en la Red,
cuáles son
las tecnologías que perdurarán o cuáles son
puro marketing Ante este panorama,
muchas entidades culturales deciden no tomar
ninguna decisión a la espera de una mayor
claridad. Es cierto que existe una gran
incertidumbre ante el reto de Internet, pero
no nos podemos permitir el lujo de frenar la
innovación a la espera de que se despejen
todas las incógnitas.
Así como hace unos años detectamos a través
de nuestros estudios un cierto rechazo en el
mundo del libro ante el uso de las nuevas
tecnologías para promocionar sus contenidos
y autores, afortunadamente hoy en día existe
un mayor interés en el sector por conocer a
fondo los beneficios derivados de su
aplicación en las estrategias de promoción
del libro y fomento de la lectura.
Pero la irrupción
de Internet no sólo representa la
utilización de ciertas tecnologías para
fomentar la lectura o promocionar los
libros; estamos hablando principalmente de
una transformación general de las
organizaciones, de sus modelos de negocio,
de sus estrategias de producción y
distribución y hasta del propio mercado.
Por este motivo, lo importante para
los profesionales del mundo del libro es
incorporar poco a poco estas tecnologías con
el fin de intentar entender qué está pasando
y hacia dónde vamos.
Propuestas de innovación para el sector
del libro
Dado que la innovación siempre empieza con
una primera experiencia, queremos aportar
siete propuestas para animar a los
bibliotecarios, editores y libreros a
incorporar las nuevas tecnologías en sus
planes de fomento de la lectura y la
promoción del libro.
1) Plan “Renove” de los sitios web de las
editoriales y librerías.
A través de nuestros estudios hemos
detectado que la
mayoría de los sitios web del sector no
están diseñados adecuadamente para lograr
una óptima visibilidad de su contenido en la
Red. Debido a las enormes cantidades de
información que se publican a diario en la
Web -las bases de datos de Google contienen
más de 8.000 millones de direcciones URL -
es necesario diseñar sitios web que no sólo
fomenten la lectura de sus contenidos, sino
que deben ser “amigables” para los
buscadores.
2) Mejorar la visibilidad del contenido
cultural en la Red
Más del 90% de los internautas españoles
utiliza sólo Google para acceder a la
información publicada en la Web, y además
sólo se consultan los 10 primeros
resultados. Las editoriales, bibliotecas y
librerías están empezando a darse cuenta de
que la visibilidad de sus libros en el
mercado digital depende de cómo este
buscador ordene y muestre sus contenidos.
Si se mantienen estos “limitados” hábitos de
búsqueda por parte de los usuarios, y todo
indica que será así, entonces se generará
una lucha feroz entre las entidades
culturales por aparecer entre los 10
primeros resultados. Conocer cómo funcionan
los buscadores y cómo lograr una mayor
visibilidad en los mismos debería ser una de
las prioridades de las entidades del sector.
3) Formación, formación, formación
Las innovaciones siempre
conllevan un cambio de mentalidad.
Las razones de un cierto “recelo” inicial
por parte de algunos profesionales del libro
hacia las nuevas tecnologías se deben a una
combinación de motivos personales y
profesionales. Por un lado, un alto número
no tiene la formación necesaria para
entender correctamente el funcionamiento y
las ventajas que ofrecen las nuevas
tecnologías. Entre los factores que se
consideran como limitaciones para el uso de
las mismas destaca la supuesta dificultad
para gestionar estas herramientas o cómo
encontrar la fórmula para integrar las
nuevas tecnologías en el día a día.
Pero, principalmente, muchos
profesionales no se animan a testar estas
herramientas porque no saben por dónde
empezar, cómo evaluar
la eficacia de estas herramientas o cómo
medir los resultados obtenidos.
Con el fin de ayudar a estos profesionales a
entender mejor las implicaciones de las
nuevas tecnologías, todas las entidades
deberían invertir en formación para reciclar
a sus equipos con el propósito de ayudarles
a ponerse al día.
4) Digitalización del fondo
Durante la segunda etapa del Plan de Fomento
de la Lectura se han llevado a cabo varias
iniciativas de digitalización, como la
creación de la Biblioteca Virtual de Prensa
Histórica y la puesta en marcha del
Directorio y Recolector de recursos
digitales, pero desgraciadamente muy pocas
editoriales y bibliotecas han digitalizado
por su cuenta sus catálogos para permitir a
los lectores visualizar los libros y
fomentar su lectura, así como
comercializarlos en la Red.
Aquellas entidades que lleven a cabo una
política de digitalización activa en la Red
(libros, fondos de revistas, publicación
online, etc.) obtendrán una mayor
visibilidad en la misma.
5) Inversión en medios digitales para
fomentar la lectura
Durante el Congreso hubo varias reflexiones
sobre la pérdida de eficacia de las campañas
de fomento de la lectura en los medios de
comunicación tradicionales. Todo el mundo
reconoce que los adolescentes no leen la
prensa escrita y cada día ven menos
televisión debido a Internet. Nuestros
potenciales lectores están leyendo y
escribiendo en blogs, conversando en redes
sociales o subiendo vídeos a YouTube. ¿Por
qué no utilizar estos canales para fomentar
la lectura? ¿Qué parte del presupuesto de
publicidad se dedica a los nuevos medios
digitales?
Según el último estudio de
IAB y
Pricewaterhouse, la inversión
publicitaria en Internet en España - el
medio que más crece respecto a otros
convencionales - ha supuesto 482,42 millones
de euros en 2007, frente a los 310,45
millones del año anterior, lo que implica un
crecimiento del 55,39 por ciento.
6) Utilización de las herramientas Web 2.0
para fomentar la lectura
A las nuevas generaciones les encanta leer y
escribir en blogs, crear vídeos caseros y
colgarlos en la Web, descargarse música para
escucharla en su MP3, intercambiar
fotografías en redes sociales como
Flickr
o escribir sobre sus experiencias personales
en redes sociales como
Myspace,
Culturízame,
Tuenti
o
Facebook.
Hace ya mucho tiempo que estas herramientas
electrónicas dejaron de ser tan sólo un
pasatiempo al convertirse en los principales
canales de comunicación e información de las
nuevas generaciones. ¿Por qué los
bibliotecarios escolares no ayudan a los
chavales a crear un vídeo con los personajes
de un libro con los que se puedan
identificar y de esta manera atraer su
atención? ¿Por qué los editores no graban el
primer capítulo de sus libros en un archivo
MP3 para que puedan descargárselo en la Red
y compartirlo con sus colegas? ¿Por qué los
libreros no fomentan las conversaciones
sobre libros en blogs y redes sociales?
A través de estas
tecnologías podemos crear espacios de
lectura y escritura más cercanos a su manera
de comunicarse, lo que motivará en el futuro
su placer por leer todo tipo de textos en
todo tipo de soportes.
7) Definir posibles futuros
modelos de negocio
Tal y como comentábamos al principio de este
artículo, ninguna entidad del sector del
libro tiene ya una hoja de ruta con un
esquema claro sobre cuál será su futuro
modelo de negocio. Esta incógnita inquieta a
muchos gestores culturales, pero no deben
olvidar que parte de sus responsabilidades
es evaluar los riesgos y las oportunidades
que ofrece el mercado.
Pese al grado de incertidumbre existente,
las entidades del sector deben empezar a
reflexionar sobre los posibles futuros
modelos de negocio: impresión bajo demanda,
venta de libros en formato digital, alquiler
anual de libros de texto en formato digital,
venta de libros por capítulos, ingresos de
la publicidad online derivados del tráfico
que generan sus sitios web y sus redes
sociales, venta de contenido en diferentes
soportes electrónicos, etc.
A nivel internacional, algunas entidades
culturales han definido varios canales de
ventas que complementan los ingresos
derivados del negocio tradicional. Por
ejemplo, en el sector discográfico el 15% de
los ingresos obtenidos el año pasado
procedieron de descargas legales (sí,
legales) de música a través de Internet.
No van a desaparecer los libros ni las
editoriales, pero Internet, que puede
describirse como un “tsunami creativo”,
transformará radicalmente el sector del
libro al igual que lo ha hecho en el modelo
de negocio de otros sectores culturales como
el cine, la música y el arte.
Nos esperan unos años
apasionantes en el mundo del libro. Esto no
ha hecho más que empezar.
Javier Celaya es socio fundador de
Dosdoce.com y vicepresidente de la
Asociación de Revistas Digitales de España
(ARDE)