En general, está desapareciendo la clase media, otrora, motor
impulsor de la economía e industria y que ante la actual
recesión y presentes cambios, va a menos. No es una excepción. Y
además, disminuyen los altruismos desinteresados o entregados al
arte, a la ciencia y a la cultura. Nuestro actual depredador y
hostil sistema, fuertemente competitivo y estresante, nos
obliga, nos conmina o conduce inevitablemente al consumismo y al
materialismo más recalcitrantes. Todo lo miramos y valoramos
por, para, a través, del dinero; porque, 'la pela es la pela'.
Los menos, se conforman con billetes. Los más, -o VIPS- se
mueven entre maletines y golpes de talonario. Pero la mayoría de
la sociedad antepone lo material y económico, frente a
sentimientos, principios y valores practicando por doquier
aquello de 'tanto tienes, tanto vales'.
Por desgracia y lamentablemente, quienes sufrieron alguna vez en
sus carnes los efectos devastadores de la mala suerte y del
infortunio; saben que se siente y como se vive o malvive. Sin
quererlo ni comerlo, sin desearlo, por el capricho de la Diosa
Fortuna que pasó de largo y por causas ajenas a la propia
voluntad; se vieron de repente sumidos en una situación de
precariedad y carencia económicas, de ausencia de empleo, de
pérdida de patrimonio. Alguien, allegado y querido, les
'engañó', consciente o inconscientemente. Voluntaria o
involuntariamente. Por activa o por pasiva. Y fueron perdedores.
Y se esfumaron en el aire los 'castillos' que habían alzado con
esfuerzo, dedicación y espirítu ahorrativo. Conocieron la
pérdida de viviendas, tierras, negocios, dinero y demás bienes.
Sintieron el azote de los embargos judiciales. Y supieron el
verdadero y amargo sabor de la derrota en la hora aciaga del
antihéroe. Experimentaron el dolor de las 'traiciones' de un
ex-socio, de un antiguo amigo , de un familiar o de un entonces
cónyuge. Y el mal, a través de éstos, les fue transmitido.
Hoy, muchos están 'tocados', tal vez para siempre, tal vez para
el resto de sus vidas con algunas 'cruces' a la espalda.
Continúan realizando titánicos esfuerzos casi agónicos para
salir a flote, pero no cunden. Es, como si una 'mano negra' se
interpusiera evitando que 'resuciten', que salgan del pozo y se
recuperen. Y asi, pueden estar años. Mientras ésto sucede,
quienes antes, en los buenos tiempos, les demostraban su apoyo y
ayuda a su lado; ahora, alejados, les obvian, subestiman y
marginan. Miran de reojo y por encima del hombro. Les
manifiestan su lástima y les critican despectiva y
peyorativamente como si aquellos, los perdedores, fueran parias
o unos 'don nadie' e incluso les niegan el saludo y se burlan. O
sea que, como ya no tienen nada, no son nada ni nadie. Ni
siquiera les sirve el recuerdo de lo que los sufridores fueron y
del esplendor que tuvieron. Sobre todo, si destacaron antaño en
'cosas para soñadores que no dan de comer' como el arte y la
cultura más que en lo económico. Esto les impide formar parte de
instituciones de prestigio social, de 'alto standing', donde
brillan el poder, el renombre, la economía, lo material; en
detrimento de lo sentimental, de la sensibilidad, de la cultura,
de la formación, de la ética...que deberían ser los criterios
lógicos y naturales de la Sociedad. Visto lo visto, y con el
alma por los suelos, hundidos y decepcionados; muchos perdedores
se rendirian ante la evidencia convirtiéndose en seres
materialistas y despiadados para no dejar títere con cabeza. Y
la culpa sería de la hostil sociedad que les obliga a ello. Pero
en el fondo no quieren...no quieren...
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