Era un viernes por la tarde cuando me llamo mi hermana Pili.
Ella es sorda desde los seis meses y aunque no oye, habla muy bien.
Quería que me conectara a Internet, para contarme las últimas novedades.
Había terminado de recoger y tras sestear un rato, se levantó y probo
suerte; como no tiene hora fija, a veces me pilla fuera de casa.
Estaba sola y desde que va manejando la red, poco a poco, como me ocurre a
mí, charlamos así, siempre que no podemos vernos en persona.
Primero me manda un sms y después una llamada por si acaso no me he
enterado.
Le contesto, con otra llamada, si estoy en casa y me conecto. En caso de
que no sea posible le mando un sms y quedamos para otro momento con hora
programada.
En cuanto mi madre, notó movimiento, se levantó del sillón en el que
también estaba echando su siesta y abrió los ojos de par en par.
Mi adorable madre, me sigue en casa a todos los sitios, y no me pierde de
vista, excepto cuando duerme y como es lógico, procuro no hacer ningún
ruido, para que haya un poco de silencio y así descansamos las dos un
poco.
Cuando la oí moverse, sonreí. Mi madre tiene el record mundial de dormirse
en un segundo y despertarse en el siguiente. Esto no es de ahora, por ser
mayor, sino que viene de años y años, con lo que la práctica la hace
insuperable. En cuanto oyó que habia alguien más en casa se vino como una
bala. Apareció en el cuarto de estudio donde tengo el ordenador y se sentó
detrás de mí, en el sofá, mientras nosotras ya habíamos iniciado la
videoconferencia.
La conexión era bastante mediana, así que las dos nos saludamos y mi
hermana empezó a hablar. Le escuchaba bien pero a mi me recibía, a cámara
lenta, con lo que yo no podía signar.
Para poder mantener una conversación con el lenguaje de signos la
movilidad ha de transferirse a tiempo real, sino los gestos llegan tan
cortados que se hace imposible mantener el ritmo de la conversación. La
repetición no sirve de nada si se hace igual de lenta, puesto que, en el
lenguaje de signos, es tan importante lo que se signa, como la expresión
corporal y facial que le acompaña.
Leí que la red iba muy lenta así que opte por empezar a escribir.
Ella me hablaba y yo le escribía. Llevábamos un rato y mi madre estaba
cada vez mas mosqueada. Reconocía la voz, pero solo estábamos las dos en
la habitación. Sobre la marcha le contaba a mi hermana lo que iba
surgiendo y los comentarios, que hacia mi madre, que tampoco callaba.
Pili estaría, como una hora de reloj, sin parar de hablar, contándome todo
lo que había hecho, o iba a hacer, desde que no nos veíamos, unas 36 horas
aproximadamente. Y mi madre seguía metiendo sus comentarios, sobre lo que
estaba pasando y no entendía nada, por mucho que yo le explicase porque y
como se oía una voz mas.
Salía y entraba y me ponía al tanto, de la poca luz que había en la calle.
- ¡Uyyy! si ya no se ve gota, en poco rato se ha hecho de noche ¿ceno ya?
- No mamá, que son las seis de la tarde.
-¿Y... como es tan de noche?
- Porque estamos en invierno y el día es mas corto.
-Ya, ya. Eso será.
De vez en cuando, como la imagen iba tan lenta, y yo paraba de escribir
para contestar por otro lado a preguntas distintas a las que se oían por
el altavoz, escuchaba:
-¿Me oyesssssss?
- Yo le escribía: SSSSSIIIIIIII.
-¡Ah! Como ahora te veo que no haces nada he pensado que se habia cortado…
- Es que la red va muy lenta. Pero te oigo perfectamente, sigue contando.
Mamá me decía que era de noche y que si cenaba ya…
-¡Ah comilona! Se le oía a mi hermana.
Acto seguido entraba mi madre en acción y decía:
- ¿Con quien hablas?
- Con tu hija Pilar.
¿Pero esta que habla es la Pili?
- Claro, ¿no ves que es ella? ¿No la ves en la pantalla?
-Y como sabe que soy yo, si no me ve…
- ¿No la ves en la pantalla en el cuadrado de arriba en la parte derecha?
Pues ella nos ve a nosotras igual. Nosotras somos las que estamos en el
recuadro de abajo.
- No se, no se, muy raro me parece a mi ¿pero quien es la que casca sin
parar?
Tu hija Pilar. Nosotras la vemos y la escuchamos y ella nos ve también
-¿Y te oye?
-No mama, Pili es sorda ¿te acuerdas? mándale besos.
Y mi madre mandándole besos y diciendo:
- Pobrecica…mientras se le humedecían los ojos, así que mi hija, es
sordica. ¿Ya me oirá lo que le digo?
- No, mamá ella no te oye, pero te ve muy bien y no llores, no te das
cuenta como sonrie y lo contenta que se pone cuando apareces tú. Le gusta
cuando le sonríes y le mandas besos. Ella te ve igual, que tú la ves a
ella
- ¿Y dónde está pues?
- Está en su casa. ¿Mira bien, no ves que es el cuarto de los chicos? Ves,
está la colcha azul, con motivos marineros, y la repisa con los trofeos de
fútbol.
¿Así que está en su casa?
- Si
Pili mandándole besos y gritando:
- ¡Mama pues que guapa estas pues! ¿Has ido a la peluquería hoy?
- Esta, esta, decía mientras me señalaba con el dedo índice. Tengo
peluquera en casa. Es que soy muy mayor y no se pagar con “lauros”
En ese momento yo le escribía todo lo que mi madre decía, y ella se reía y
contestaba:
- Que suerte tienes pájara, tu mucha cara, peluquera gratis y sin salir de
casa.
Mi madre se encogía de hombros y sonreía y seguía sin parar de hablar.
- Has visto que ya oye, mira, que me contesta…
- No mama que no oye.
- ¿Pero como que no me oye, ahora pues, si me contesta lo que le pregunto?
- Ella no te oye pero yo le escribo con el teclado, lo que tú le dices y
por eso te contesta.
- ¿Y todo lo hace este cacharro?
- Claro, tú la ves a ella y ella nos ve a nosotras.
- ¿Y que ve?
- ¿Ves este cuadrado en el que salimos tu y yo?
- Si, es verdad tú eres esa y… ¿yo soy esa?
- Claro, muévete y veras como se mueve tu imagen. Ella nos ve en su casa.
Y nosotros la estamos viendo aquí.
-Nada… que no se me queda nada en esta, señalándose en el centro de la
frente.
- Tu mamá, no te preocupes, que no te van a examinar de nada de esto y de
todo lo demás, ya estas más que aprobada. Ahora si se te olvida algo, pues
lo preguntas y ya está.
Cada vez iba más lenta la red, y la voz se escuchaba bien pero la imagen
se congelaba. Por mucho que intentara llevar el ritmo de la conversación
que llevaban las dos; casi a la vez y cada una a lo suyo no podía.
Llegados a este punto decidimos dejarlo para la tarde del sábado.
Para mi hermana que nunca hubiese imaginado esta posibilidad hace años y
que aunque no nos oye, nos ve, el tiempo con ella, acortando dificultades
le da y nos da felicidad.
Al día siguiente, sábado, mi madre comió en su casa. Sus dos hijos mayores
ya independizados y con sus respectivas parejas estuvieron también.
Conectamos tal y como habíamos quedado el día anterior y yo oía los gritos
de su madre que los llamaba para que vieran como estábamos hablando ella y
yo.
Al cabo de un rato se despidieron todos de su madre y se vinieron a verme
y de paso traían a su abuela.
Pili y yo seguimos en plena conversación pues afortunadamente la conexión
era mejor que el día anterior. No tardo mucho en sonar el timbre y ya
venían todos.
Mi hermana que no da puntada sin hilo y no porque sea modista precisamente
(que sí lo es), tenia el tema preparado. Cuando fueron entrando y pasaron
a saludarme, se asomaron para que la cámara los captase.
La misma escena de la mañana, se repitió y no les dio tiempo, a salir del
cuarto, porque los volvió a llamar para que estuviesen presentes:
- Ves la tía se ha puesto la cámara y así nos vemos y vosotros nada. No os
la queréis poner para que no os moleste.
Le contestaron que no tenían mucho tiempo y que ya se la pondrían, pero
que no pensara, que después podrían estar mucho rato, porque tenían otras
cosas que hacer.
Guarde silencio y deje paso a que expresase sus sentimientos…Y siguió
mientras le brotaban lágrimas diciendo:
Solo tenéis tiempo para lo que os interesa….ya sé ,ya, como yo soy la
tonta y la que no sabe nada, la sorda cabezona, que siempre da problemas,
pues no te interesa, mejor no saber nada.
Llegados a este punto y como el asunto se estaba poniendo muy tenso, le
signaba a la vez que decía en voz alta para que todos me oyesen.
- No me cuentes ningún secreto, que ahora están todos aquí y se
enteraran... Que a nosotras no nos cuentan los suyos….mientras le hacia
gestos para que entendiese que era una broma.
- Es verdad, tienes razón, mejor no decir nada, por si acaso, encima meto
la pata. Como ahora ya no les hace falta nada…
- Ya los pondrás verdes, cuando se vayan, ahora no…que ellos oyen y están
todos aquí
- Eso, eso, sonrió…entendiendo que mi comentario era para hacerla sonreír.
Sus hijos se asomaron de nuevo y mientras hacían el gesto “de poner verde”
le mandaron muchos besos y le prometieron que se pondrían la cámara lo
antes posible.
Vale pues, a ver si es verdad…porque así aunque solo sea cinco minutos, os
veo la cara, y yo me quedo mas tranquila. Porque yo os conozco muy bien la
cara y se si estas bien o mal. Es que yo necesito veros porque no puedo
oír y sino sufro.
La sorpresa era que la cámara la habían comprado por la mañana. Yo tenía
que ser la cómplice para que se conectasen entre ellos al día siguiente.
Se pusieron frente a la cámara y los dos hicieron el gesto de decirle “de
acuerdo”, “guapa que te queremos mucho”. Cuando vio como le sonreían… ella
se quedo fijamente mirándolos mientras levanto la cara por completo para
que viéramos sus labios y con sus manos, nos mandaba besos. Su rostro
habia cambiado por completo.
¡Que fácil es hacer feliz a alguien con pequeños detalles que no cuestan
nada y dan tanto…!
©Escrito por camelia
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