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A correazos, a empujones y a golpes de voz.
A palos de insultos, a bofetadas de adulto inmundo y arañazos de dolor.
Así obligan los padres (más que padres, hijos de puta) a que su hija de quince años abandone a su novio.
Ella, —por fin sola—, mira su cuerpo roto y, mientras cierra la dulce boca de carmín, abre sus venas (y su fin).
Buenos días de asquerosa verdad. Esta historia la acabo de leer en la prensa.
Enero 2010
https://yolandasaenzdetejada.blogspot.com/
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