A veces,
el otro
(ese que vive
contigo),
se olvida de
abrazarte por
detrás mientras
tú,
por ejemplo,
sofríes
ajitos.
A veces,
también,
el otro
(ese que antes
te hacía el
amor en la
escalera)
se sorprende
de que le
metas,
con lujuria
(habrá una cosa
más
tierna),
la mano
en la bragueta.
Y a veces,
el otro
(ese que
te preguntaba
si necesitabas
ayuda y
te besaba
con la lengua
cada vez que te
acercabas),
te dice:
mira que eres
pesada,
no ves que
nos mira la
gente.
De tanto
como ha cambiado,
realmente
estoy,
últimamente,
pensando en
otro.