Hoy quiero colgar un poema con un final feliz… y claro, este es el tema, que algunos pensarán que este final no lo es.
Pero ayer, paseando con una amiga por la playa, mientras el día se nos moría en las espaldas, nos paramos en una duna y nos confesamos que nuestra vida, sin pasión, no sería vida y que el amor es algo más que la costumbre. Para evitar eso y mientras podamos, tenemos que luchar por seguir sintiendo.
Así que hoy, en esta noche de ausencias y de olor a canela, le dedico este poema a Bea, que me confesó que sin amor, la vida es pura ficción.
Tómame en serio
pero tómame
como si fuera la primera vez…
GLORIA BOSCH
A esa niña
(la de la falda de
suspiros y las botas
negras)
le acaban de dar
un beso
en la boca.
Estoy segura.
También sé
que el beso
era con lengua
(porque tiene,
aún,
restos de
saliva en
el alma y se
le bosa por
los ojos).
La miro fijamente y,
muriéndome de
envidia,
decido ir
tras ella
para robarle
ese ardor que
apenas recuerdo.
Ya lo tengo
instalado en
mis carnes
(el beso)
y lo he hecho
mío…
De nuevo
vibro y
mientras me abrazo
a mí misma,
se transforman,
mis pechos,
en un volcán
de esperanza.
Hace más de
dos años que
no me besas
así.
Creo que
voy a dejarte
para volver
de nuevo
a sentir.
