Junio. Por José Fernández Belmonte

 

Junio

Arranco, con nostalgia supina, otra hoja de mi calendario Pirelli. Acaba mayo. Se va como vino, sin querer. La vida sucede del mismo modo; sin querer, aunque a veces lo hace queriendo, y otras a mala leche. Las elecciones se anunciaron, se hicieron, y se pasaron. Mi abuela se marchó. Mi madre se marchó. Todo es efímero. Fugaz. Impredecible. Aunque nosotros lo vivamos con el corazón en la boca, nada dura. Ni malo, ni bueno. Por mucho que nos empeñemos en desafiar al destino, al calendario, o al mes de mayo. ¡Vaya usted con Dios! Otros vendrán. Y vaya que si vienen…
Estoy deseando abrazar a este junio. Lo espero, con premeditación y alevosía, escribiendo en calzoncillos. Todo junio trae un verano debajo del brazo. Junio es el ecuador del año, el mes más centrado, un mes que marca el comienzo del declinar de un nuevo ciclo. Junio es mucho junio. Treinta días inigualables para comenzar cualquier comienzo, para dar el do de pecho, para enmendar la plana, para la operación biquini, para dejar de fumar, para leer cuatro libros sin pestañear, para el primer baño de la temporada en el Mare Nostrum. Junio es la bomba: trae brevas, melocotones, albaricoques, ciruelas, melones, sandías, qué sé yo de cosas con hueso que trae este junio que comienza mañana y que ojalá no acabará nunca. Llega cargado de vida, de orgasmos intensos, de besos con lengua y sal, de relatos de risa por escribir, de bocatas de jamón serrano sin comer, de nudos mentales por apretar y por desliar.
Me encanta psicoanalizar cada mes, tumbarlo en el diván, auditarlo, programarlo, estructurarlo, definirlo, conquistarlo. Y, cuando hago todo eso, luego es que me cunden una barbaridad. Bueno, aunque veces no tanto. Hay meses que se dejan querer más que otros. Algunos vienen muy contestarios.
Hay meses muy carpetovetónicos y otros que no lo son tanto. Es lo bonito que tiene la democracia. ¿O no?

José Fernández Belmonte

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3 comentarios:

  1. Elena Marqués

    Nunca había pensado que algún mes pudiera ser carpetovetónico; pero, desde luego, nunca daría yo ese calificativo al que trae brevas, melocotones y ciruelas. (Tampoco imaginaba que alguien pudiera tener colgado un calendario Pirelli en su casa; más bien lo ubico en una gasolinera.)
    En cualquier caso, has abierto la veda para que psicoanalicemos los meses, o a nosotros mismos frente a ellos, y ya te digo que yo cambié hace mucho la operación biquini por la conocida como «Bañador estampado». Y tan contenta.
    Me encanta tu percepción de este inicio del verano.
    Muchos besos a la sombra.

  2. Vamos a por este Junio y a ver qué pasa… Está simpático tu relato.

  3. A mí es que su manera de escribir me eleva el «rollo». Vamos que, es ver una de sus entradas y me coloco la sonrisa de antemano; es que, hay cosas que deben recibirse como se merecen.
    Por otro lado no dejo (a pesar de la sonrisa puesta), de otorgarle la seriedad que merece. Que no nos despiste ni escribiendo en calzoncillos, que lo de «carpetovetónico» por mucho Junio aliado que tenga, invita a ilustrarse, leñe.

    Un abrazo.

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