La incondicional
Yo estoy para esos días en que no tienes sueño,
en que tus pies se atascan en los huecos del mundo;
estoy para esas horas que te duele la espalda
y miras al espejo y sólo ves problemas.
Estoy para los lunes de truenos que acobardan,
para esas tardes grises en que llueve silencio.
Mi vida, no lo dudes, estoy para tus sombras,
y en esas madrugadas de intensísimo frío.
Pero si el sol arrecia y al amargor levanta,
y ríes como loco y comes alfajores,
puedes dejar que olvide mi dieta de tristeza
y que muerda tus dedos como racimos dulces.
Mari Cruz Agüera
Es bonito leer estos versos, nos llenan de energía y nos ayudan a creer en los hombres y en la vida. Me ha encantado leerte. Seré (¿seremos?) incondicional.