Revisar y redescubrir El Quijote. Por Santiago Tracón

He estado participando en un Congreso sobre la Aljama de Zamora que ha puesto de relieve la importancia de la comunidad judía de Zamora y de los más de cincuenta asentamientos judíos que existieron a su alrededor, en las riberas del Esla, el Cea, El Tera, el Valderaduey y el Duero, antes de la expulsión de 1492. La huella de esta enorme presencia tiene mucho que ver con elQuijote.

(Tierra de Campos, los Campos Góticos, transmutados en los campos de Montiel en el Quijote.Foto: M. Trancón)campos de Montiel

 

 

Es cada día más evidente que Cervantes fue un converso que tuvo estrechas relaciones con este legado judío y vínculos familiares con esta zona leonesa, que va de las Montañas de León a Tierra de Campos, pasando por Sanabria, Sayago y Benavente. Basate leer el Quijote sin prejuicios para comprobarlo. No hay que inventarse nada, el propio texto contiene multitud de referencias, datos, indicios y alusiones inconfundibles e inexplicables si no aceptamos el origen judío y leonés de Cevantes.

Nos enfrentamos al reto de redefinir, revisar y redescubrir elQuijote. La imagen estereotipada, llena simplismos, reduccionista y falsa, que se asienta en una iconografía igualmente tópica, no se ajusta en casi nada al texto cervantino, cuyo argumento se desarrolla en un ámbito geográfico, social y cultural que hunde sus raíces, no en una Mancha puramente nominal y literaria, sino en esta zona en la que la presencia judía fue fundamental desde el siglo XII.

La imagen actual, inventada en el siglo XVIII, y sostenida luego con ahínco por académicos obtusos e intereses de todo tipo (intelectual y económico), hace más difícil abrir un nuevo camino a la investigación y a una nueva interpretación del Quijote que nos descubrar su riqueza y su actualidad, sacándolo del letargo en que ahora vive, un texto meramente reverencial, pero que nadie lee.

Entre los obstáculos que impiden esta revisión y revalorización del texto más importante de nuestra literatura (también hay que decirlo), está cierta corriente de investigación un tanto delirante, que hace lo mismo que han hecho muchísimos sesudos académicos que se han tomado al pie de la letra los nombres geográficos del Quijote, buscando el lugar exacto de la huella de la pata de Rocinante a su paso por… No basta con cambiar nombres de la Mancha por nombres de otro lugar (¡hasta han hecho a Cervantes catalán!).

Lo importante es cambiar el enfoque, la iconografía básica, el mundo referencial sobre el que Cervantes construye su invención literaria. Porque nunca hay que olvidar esto: se trata de una obra de ficción, y no hagamos como don Quijote: confundirla con la realidad.

Santiago Tracón

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