Ciegos y sordos,
cada cual en su capullito,
buscando el refugio,
el respiro.
Ciegos y sordos,
deambulantes, somnolientos
arrastrando penosamente
a los muertos,
a los heridos.
Implorando en silencio
el calor de una llama
que nunca llega.
Aventando ansiosamente
la brasa bruñidora
que les devuelva,
compasivamente,
la vacía sombra
de los que nunca estuvieron.
Margarita Wanceulen
No recordaba tu faceta poética, pero es maravillosa. Gracias por compartirla con nosotros y que el año que entra te inspire nuevos versos. Y nosotros que los leamos.
Muchos besos.
Muchas gracias a ti por formar parte de este mundo cálido, amigo, que es Canal Literatura. Feliz 2015 y un gran abrazo.