Educando adolescentes. Por Pablo de Aguilar González

Pablo de Aguilar González

Mi hijo, como casi todos los pre-adolescentes de este país, anda muy desorientado cuando se pone a pensar en qué “ser de mayor”. Últimamente decía que pensaba hacer Educación Física, que no le gusta especialmente ninguna de las asignaturas que imparte.. Como, si se pone a ello, cualidades no le faltan (no sé a quién habrá salido este zagal) yo lo animaba y aplaudía su opción sabiendo que de aquí a que tenga que decidir de verdad, sus criterios pueden dar muchas vueltas. El otro día me dijo que ya no quería hacer Educación Física. ¿Ah no?, pregunté ¿Qué vas a hacer entonces? Pues no lo sé…, me dijo encogiéndose de hombros, porque no me gusta nada. (Lástima que no haya estudios de jugar a la play) Pensé que, como buen hijo que es, cualquier opción que le diera su padre podría ser tomada en cuenta en sentido totalmente contrario; así que opté por tomar otro camino. ¿Y por qué ya no quieres hacer Educación Física? Porque, contestó, el profesor de gimnasia me ha dicho que no lo haga, que no es una carrera fácil y se gana muy poco…
Ahí está, motivando a un chaval al que empieza a gustarle algo y podría servir para ello.
Con dos cojones.
Me pregunté a mí mismo qué carrera es fácil, me callé lo que pensé en ese momento del profesor; pero no pude evitar decirle: ¿Sabes que ese profesor gana más que yo, más que tu madre, y más que casi todos tus tíos? ¿Cuánto se cree él que gana la gente? Intenté convencerlo de que tenía que encontrar algo que le gustara, sin preocuparle lo que ganaría después. No sé si lo conseguí, el tiempo lo dirá.
Y ahora yo me pregunto por todas esas protestas contra los recortes. Yo mismo he estado en alguna manifestación, mi hijo hizo la huelga de alumnos.
Es cierto, la educación debería ser prioritaria.
Y, sin embargo, después de conocer esta, llamémosla suavemente, anécdota, me pregunto si ese profesor acude a las manifestaciones y grita “no más recortes” y luego se va a su casa indignado con el Gobierno. Me pregunto si los políticos también tendrán la culpa de la falta de motivación de los jóvenes. Me pregunto si no sería mejor, pero muchísimo mejor, con diferencia, un gran maestro a un gran laboratorio. Y me creo que, a veces, lo ponemos todo en términos monetarios y nunca pensamos en qué podemos hacer nosotros para mejorar las carencias.

Pablo de Aguilar González

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *