Esto se mueve. Por Miguel Pérez de Lema


A partir de cierto día, los periódicos empotraron a sus becarios en la movida de Sol, tuiteando cada media hora su media hora de gloria, y entendí que aquello ya estaba al alcance cualquier fortuna y dejé de de escribir mis crónicas diarias.

Pero seguí/sigo yendo a la plaza, cada día.

Así he visto crecer el campamento, cómo se organizaba una pequeña ciudad bajo las lonas azules, cómo se gestionaban sus comisiones, y se celebraban sus asambleas. He visto cómo la agitación revolucionaria de los primeros días ha ido dejando paso a la rutina, he visto la fatiga en muchas caras, he visto que es muy fácil pillar y supongo que habrá quien salga muy bien follado de esta, he visto en una “Asamblea para la creación de la Comisión de Espiritualidad”, proponer “hacer un fuego para disponer de una llama eterna” y “hacer yoga todas las tardes en la plaza”, he visto cómo es relativamente sencillo llevar una asamblea hacia donde quiere el que reparte el megáfono y cómo mete baza entre intervención e intervención, he visto a la Comisión de Feminismo Radical, exigir su derecho a que todas las comunicaciones pasen, en una última criba, por sus manos para que depuren el lenguaje sexista y coloquen el símbolo de la arroba donde la gramática española dicen que hay que poner una o, sin que nadie dijera esta boca es mía porque la forma de plantearlo “desde dentro” y como cosa ya muy hecha, y con gesto imperativo y muy poco amigable, animaba a cualquier cosa menos a disentir.

En ese momento supe que esto se había terminado. Mi lenguaje es intocable porque sé que todas las tiranías empiezan por el dominio y perversión del lenguaje.

Y sin embargo, sigo yendo cada día, a hacer bulto.

A que no decaiga. A grabar en mi memoria esta experiencia y este principio. Porque estoy seguro de que esto, aunque se levantara el campamento mañana, y se fuera cada cual a su rincón, no ha hecho más que empezar.

Porque algo ha muerto y algo ha nacido, y ahora el asunto está en cómo nos deshacemos del cadáver. Pero ojo, que esto nos puede llevar toda la vida. Un régimen periclitado que dedica toda su fuerza a sostener su escenografía puede aguantar décadas si no lo empujan un poquito.

Me parece que somos muchos los que sentimos con claridad y sin apasionamiento que el régimen del 78 está agotado, y es imprescindible un nuevo período constituyente de consenso que regenere las instituciones.

Nuevas leyes fundamentales que protejan a los ciudadanos, como estos están pidiendo, del abuso de poder del poder, y de su tendencia a la concentración y al monopolio. Como ya expliqué aquí en un premonitorio artículo publicado el 13 de abril, que se puede ver pinchando estas letras, es absolutamente necesario para mantener la paz social establecer un régimen de inclusión frente a al régimen de exclusión actual.

Y el nuevo consenso ya no será un negocio sólo de los partidos políticos, sino que debe asumir la voluntad de los ciudadanos, que quieren y saben participar, y tienen medios técnicos para hacerlo.

Todo lo que no vaya en esa dirección será tiempo perdido que tardaremos en recuperar, como tantas veces en nuestra historia
¿Seremos capaces de coger el tren esta vez?

Miguel Pérez de Lema

proscritosblog.com

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