Domingo de resurrección. Por Carlos Gargallo

La mañana es un cuerpo radiante.
La luz cae como manantiales
sobre las aceras y un niño juega.

Su risa inocente
es un sonido abierto al mundo.

Hay pájaros asomados a sus balcones
en una algarabía desenfadada de trinos
de árbol en árbol, de rama en rama.

La vida se acomoda en su sofá de espuma
volviendo a sentir asombro en cada minuto.

Las azoteas
son campamento de cientos de colores
ondeando sus sábanas al viento
mientras una tropa de antenas
posan firmes mirando para el mismo lado.

Un coche pasa, en su interior,
una voz anuncia desde la radio
algo de 40 que parecen ser principales
mientras, en la orilla de la acera un perro
lo ve pasar con ojos abiertos
y rabo siguiendo el ritmo.

Es domingo,
comentan que alguien muy conocido
ha resucitado.

Seguiremos informando.

(c)Carlos Gargallo
Blog del autor

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