Poetas insomnes. Por Máximo González Granados

Poetas insomnes

Poetas insomnes

 

 Se repiten esos chillidos que ya escuché anoche y que en principio me hicieron pensar en un gato, pero que al parecer proceden de un pavo real, ni ganas de imaginarme lo que pasa por el cerebro de ese animal, qué le induce a llamar la atención de esa manera, quizás el fantasma de Bolaño que cruza con una libreta en la mano ante su mirada adormilada de ave que no vuela y permanece apesadumbrada y quieta, soñolienta, ajena a las maquinaciones nocturnas de los poetas insomnes, gente que a las cinco de la mañana pretende escribir acerca de su vida o se acuerda de un mulo que permanece solo y amarrado día y noche, tan solo y tan ocioso que produce pena, qué sentido tiene la vida de ese mulo, para qué o por qué algún desaprensivo lo mantiene ahí amarrado, sin reparar en esos enormes ojos tristes, esa cabeza de animal testarudo y necesitado de amparo que se acerca a la tapia cuando  los viajeros cruzan con sus coches frente al descampado en el que permanece encerrado, ignorante y desorientado, añorante quizás de praderas en las que alegres grupos de cuadrúpedos trotan y triscan hierba fresca bajo la alegre mirada de los niños que salen de excursión al campo. También están las bandadas de pájaros que cruzan sobre huertos y pinares, silenciosos y raudos, invisibles para el escandaloso pavo y el imperturbable mulo; la tijereta que se instaló en el asiento trasero del coche, las grandes hormigas que se pasean descaradas por el suelo del porche, el gato mezclado de siamés y llanero solitario que merodea la casa y nos contempla desde esa indolencia que tiene que ver con la superioridad moral y la seguridad que otorga saber cosas que los demás no saben. Ahora que ya son las seis de la mañana, justo cuando los poetas se desvelan y el fantasma de Bolaño ha perdido la libreta, el pavo real despliega una corona de silencio y los animales se duermen arrullados por la inminencia de las primeras luces agazapadas en las playas de Levante.

 

Máximo González Granados

maxigonzado

Segundo Premio Certamen Poemas sin Rostro 2016

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *