Que corra el aire del Estado de Derecho. Por Anita Noire

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Que corra el aire del Estado de Derecho

 

   La detención de Josu Ternera, dirigente de ETA, sanguinario terrorista y mala persona desde la raíz del cabello hasta la última uña del pie, va a permitir que sea Juzgado por todos los crímenes que lleva sobre la espalda, que no sobre la conciencia.

   Porque alguien que es capaz de terminar con la vida de otro por pensar de diferente, o ni tan siquiera por es algo que no tiene nada que ver con la ideología sino con la hijoputez del que tiene las entrañas podridas, del que no tiene conciencia, ni decencia alguna. Ternera asesinó a niños con el  único ánimo de matar, aterrorizar y después se iba a su casa, o al monte, o al mismísimo infierno, a celebrarlo.

   Ternera no tiene alma, no tiene conciencia, no tiene nada, dentro de él solo existe un agujero negro al que tira toda la basura que genera en su vida.

   Hoy la sociedad puede respirar un poco más tranquila. Pero solo un poco. Las víctimas quedan ahí, junto a un mal irreparable, viendo como parte de la ciudadanía de este país, políticos incluidos, blanquean una de las partes más oscuras y siniestras de este país. Pero España es  un país con uno de los estándares democráticos más altos del mundo, pese a que una parte de la sociedad, con unos intereses más bien siniestros, no quiera creerlo y ataque al sistema, desde dentro del mismo, haciendo uso, precisamente, de la libertad cuya existencia se empeñan en negar. España es un país lleno de contradicciones. Un país en el que un asesino como Ternera formó parte de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Vasco, para gran bochorno de dicha institución.

   Pero a pesar de todas estas objeciones, somos muchos los que nos alegramos de la detención del asesino Ternera, de que sea Juzgado y, llegado el caso, condenado. Somo muchos mantenemos la esperanza de que purgue todos sus crímenes sin importarnos en absoluto si se muere del cáncer que dice que tiene o de viejo en un penal y que no vuelva a pisar la calle nunca más.

Anita Noire

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