Un velero bergantín. Por Julio Cob Tortajada


El niño, sujeto en su trona donde no surca el mar sino vuela, trincha la patata frita y se la lleva a la boca. Asia a un lado, al otro Europa y allá, a su frente, Estambul.

Luego se relame, sonríe y se lleva otras dos a sus labios, cuando viento en popa a toda vela coge con su mano el vaso y sorbe su agua, cantando alegre en la popa. Gira su cabeza hacia Bob Esponja en la TV mientras la lona gime el viento a quien sonríe desde su cuerpo que absorbe sin explotar.

Navega velero mío; rompe y come un trozo de pan del mejor amigo que puedas tener. Como sabe, mastica bien el trozo de carne, pues veinte presas ha hecho a despecho del inglés.

Tal y como a los peces les es fácil flotar, mientras cena, sonríe en sus travesuras del uno al otro confín.

Toda vez que una piña vive debajo del mar, escudriña la fruta troceada a la luna que en el mar riela, cuando, como a los peces le es fácil flotar.

Ya libre en su sofá, dice si están listos los chicos, sí capitán, le respondo.

Rendidos a sus pendones cien naciones a sus pies, busca su osito peluche y su mantita de rizo. Se la lleva hasta el cuello con diez cañones por banda, mientras la noche apaga su luz dando vida a olas de plata y azul que gritan fuertes: ¡Sí capitán!

Qué si mi barco es mi tesoro, mis sueños son la libertad.

Bob Esponja ya llegó y del uno al otro confín y en todo mar conocido no sólo surca sino vuela un velero bergantín.

Al influjo de la luna que sobre el mar riela, canta feliz en sueños: Bob Esponja, Bob Esponja, Bob Esponja.

Bob Esponja… ya llegooooo.

Julio Cob Tortajada

Colaborador de esta Web en la sección «Mi Bloc de notas»
https://elblocdejota.blogspot.com
Valencia en Blanco y Negro- Blog

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