Leyendas de otoño de Jim Harrison, cuarenta aniversario.

Celebramos el cuarenta aniversario de Leyendas de otoño, uno de los grandes libros de la narrativa norteamericana del siglo XX, con una edición conmemorativa de lujo. El gran Jim Harrison no se merecía menos.

leyendas de otoño

El libro

   Leyendas de otoño está compuesto por tres novelas breves que giran en torno a la insaciable tríada del deseo, la venganza y lo salvaje. En la primera de ellas, Venganza, un hombre se enamora de la mujer de un amigo que lidera de forma brutal un cártel mexicano. Entre versos e intercambios de citas de Lorca y otros poetas de la generación del 27, el hombre y la mujer inician una relación tal vez ilícita, tal vez estúpida y en todo caso muy peligrosa. La maestría narrativa de Harrison hace de esta historia de deseo, frontera, desierto, burdeles, puñales, libros, mezcal y heroína un relato absolutamente adictivo.

   La segunda de las novelas, El hombre que olvidó su nombre, es la historia de un tipo inteligente, capaz y rico que, guiado por un instinto difícilmente reconocible (pero que sin duda todos reconocemos de un modo u otro), decide ir despojándose de todo —dinero, propiedades, relaciones y obligaciones—, para llegar siquiera a atisbar ese elemento final que nos conforma y que, quizás, no se cifra en otra cosa que en bailar un merengue y sonreír como un idiota. Pero el sistema (remita a lo que remita esta palabra) no permite tan fácilmente ese despojamiento absoluto por parte de sus súbditos, y de hecho, este relato no está exento de la violencia radical que acompaña siempre la realización del Deseo, con mayúscula.

   La historia de la última de las novelas, que da también título al libro, comienza cuando tres hermanos embridan sus caballos y cruzan la frontera desde su rancho de Montana para unirse al Ejército canadiense, como un acto moral ineludible, en su lucha durante la Gran Guerra. Los destinos de los tres quedarán marcados ese día, no tanto por la aventura como por la carnicería y la tragedia. Para Tristan, el más libre e indómito de los hermanos, y uno de los personajes más memorables de toda la obra de Harrison, la guerra sólo será el comienzo de una existencia errante y turbulenta que lo convertirá en el último de los proscritos y en una auténtica leyenda.

Traducción de Luis Alvear.

El autor

 

   Jim Harrison (Míchigan, 1937 – Arizona, 2016) fue escritor, poeta, viajero, pescador, gran gourmet y buen bebedor. Se lo considera uno de los grandes narradores norteamericanos y ha sido comparado en innumerables ocasiones con Faulkner y Hemingway. Hijo de un ingeniero agrícola y un ama de casa, perdió casi por completo la visión del ojo izquierdo a los siete años, cuando una niña le atacó sin mediar palabra con una botella. Desde entonces fue la oveja negra de la familia, y mientras sus hermanos forjaban sus carreras como decanos de distintas universidades, él ya había dejado de estudiar a los dieciocho años y se había marchado a Nueva York tras la sombra de Rimbaud, quería ser poeta. En una entrevista reciente, Harrison declaró: «Cualquiera que estuviera un poco loco me gustaba. Yo era como un personaje de Roberto Bolaño, siempre persiguiendo las cosas más descabelladas». Harrison leyó a Bolaño, pero antes leyó a Federico García Lorca, Jorge Guillén, Antonio Machado, César Vallejo… Eso sí, siempre como autodidacta, nunca fue a un taller de escritura y sin embargo dominó todos los géneros, siendo autor de una veintena de novelas, catorce poemarios, diversos ensayos y dos volúmenes de memorias, una extensa obra que ha sido traducida a más de treinta lenguas. Sus libros han conformado una constante exploración de la relación del ser humano con la naturaleza salvaje, y un viaje de ida y vuelta entre los laberintos de la mente y los placeres del cuerpo. Nadie como él ha descrito los grandes paisajes de Estados Unidos, el legado indio (del que él mismo es depositario) y la historia contemporánea de la América rural. Entre sus obras más importantes se encuentran la mundialmente famosa, por su adaptación al cine, Leyendas de pasión, así como DalvaSundog o Julip.

Errata naturae

Primeras páginas.

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