Desde hacía ya muchos años, Ginés Soriano era el afortunado poseedor de un método infalible: empezar por el principio y acabar por el final; y esta máxima, dotada de la belleza que únicamente la simplicidad confiere, no sólo le había permitido afrontar y resolver todos y cada uno de los cuadros que había pintado en su fértil vida de artista, sino que además, era guía en su proceder diario. (más…)
Hace un mes vino a verme vestida con un modelo color berenjena de Karl Lagerfeld. Fue una visita glacial que duró menos de un minuto.
-No me envíes ninguna carta, la tiraré a la basura sin abrirla.
No he tenido más visitas, excepto la de mi nueva abogada. (más…)
El viajero llevaba atravesadas muchas salas. Todas tenían dos puertas. Por una, entraba. Por la otra, salía. Era una regla inviolable: Él siempre caminaba hacia adelante. Nunca se había encontrado con nadie; y aún hay más, creía imposible encontrarse con nadie. (más…)
Quiero compartir con Uds. una experiencia que me sucedió años atrás cuando mis hijos estaban chicos, durante esa época llegamos a tener en la casa los siguientes animales: dos conejos, dos gatos. tres periquitos, un perro y una tortuga. (más…)
Siento los dedos congelados. No sé si podré apretar el gatillo. ¡Ha llegado tu hora! Quizás es el momento.
Si esto fuera una película de John Wayne, sería donde la manillas del reloj empezarían a volar. (más…)
Domingo por la tarde. Ella sentada en su sillón favorito, un gran sillón orejero que permanece paciente, siempre a la espera de que ella se acople en él con desparpajo, con el descaro de sentarse de la manera menos ortodoxa, (más…)
Sergio Valdés vive solo en el altillo de su oficina desde que, hace catorce años, su mujer le echó de casa. Es un espacio bajo de techo, sin ventanas y con demasiados estorbos. Ahí duerme, desayuna, ve la tele y esporádicamente cabalga sobre alguna pindonga necesitada. (más…)
40º. Mati pensó que seguramente el termómetro alcanzaría los 40º de calor a juzgar por la casi imperceptible oscilación del firme de la carretera y la molesta palpitación de sus sienes. (más…)
Tuvo en su boca todos los nombres y yo la certeza de recibir el adecuado si hubiese sido capaz de preguntar. (más…)
Fue solo una mirada extraviada y un centelleo del pensamiento. Desde la puerta, dominadora y grandiosa la cama, y sobre ella, diminuta pero presente la inconfundible cartera paterna. (más…)
Hasta que la vida se encargó de demostrarle lo contrario, el hombre del impermeable había creído que había futuro tras de el presente. ¿Que cómo lo sé yo? Pues porque me lo dijo él sin saberlo. (más…)
Rosana se acostó. Mientras intentaba dormir se preguntó si esa noche seria igual a todas las otras noches que había vivido en los últimos cinco años. Cinco años en los que, cuando el cansancio la vencía, tenia el mismo sueño. Siempre. Noche tras noche, aquel sueño la acompañaba. (más…)
Todo fue tan rápido que no me dio ni tiempo a pensar. No hubo aviso previo, sólo un silencio sobrecogedor. Por un momento pareció como si el tiempo se hubiera parado. (más…)
“Qué difícil y qué confuso es esto del vivir. Qué batalla más áspera, más dispersa y más absurda”. El hombre triste filosofa mientras pasea al perro, el sábado, a primera hora de la mañana. (más…)
Tengo una resaca como un piano. Un piano de cola. El malestar de mi amigo Mario debe ser todavía peor, no porque haya ingerido más litros de alcohol que yo, sino porque su mujer es mucho menos transigente que la mía. (más…)