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RelatosSeudónimo: Rick's
Titulo: Sigo viviendo de tu cariño
Dedicado a Esther
Las cosas más importantes ocurren siempre en un segundo, ese instante que pretendemos agarrar con el recuerdo y se nos escapa entre lágrimas de cristal y diapasones oscuros. Pero siempre puedes detener el tiempo, siempre puedes ver en el espejo ese recuerdo, ese instante en el que cambiaste tu vida o en el que decidiste no hacerlo. Porque siempre eres tú quien decide. Y te miras al espejo, y crees verle aún ahí, frente a ti. Te llevas sin querer dos dedos a los labios. Pareces sentir aquel beso que no te dio, ése que no cambió tu vida. Y te miras al espejo. Él ya no está, pero sí tus patas de gallo, sí tu pelo reteñido mil veces, tus ojeras por no ver, por no mirar el infinito.
Me lo dijiste. Me lo dijiste mil veces y torcí la mirada. Es bello recibir piropos, palabras de amor. Pero la tentación tiene un camino de vuelta tortuoso y abrasador que yo ya conocía.
Siempre me aíslo desde entonces. Dejo que los otros transcurran sin hacer mucho empeño. A veces las caricias me superan y el dorso de mis manos pide disculpas que el de enfrente acepta o no. Ya no sé con quién duermo cada noche, ya no sé quién se sienta a la otra esquina del sofá.
Sigo creyendo en el milagro como una tonta. A veces, cuando llego a casa y enciendo la luz, te huelo. Entonces la apago. Me quedo parada y lato más fuerte, más rápido. Creo escuchar tu voz de barítono, pretendo ver tu sonrisa repleta de ternura y sinceridad, que me rebosa de amor.
Al caer la noche es mi aliada. Me refugio en el libro mientras el otro ojea y ojea entre canales hasta la cabezada final, hasta que cae abrazado a sí mismo. Entonces le miro y siento mi ternura. Cuánto le he querido. Cuánto he creído en él y me he dejado conquistar. Abandono la lectura con las páginas abiertas y le añoro... como a ti.
Él me besó y me dejó desnuda de razones. Lo demás fue sólo irle teniendo. Cuando al fin su mantel se confundía con el mío, en mi mañana aparecía su silueta y olía sus camisas recién planchadas, empecé a perder su piel.
Otras veces creo sentir tu mano sobre la mía. Como si me hubieras encontrado entre la muchedumbre de la ciudad. Si ni siquiera me miran mis vecinos... Nunca me pregunto dónde estarás, ni con quién. Lo único que deseo de ti es seguir invadiendo, como entonces, tus momentos de soledad. Eres mi esperanza, el único lugar sin playa que nunca querría abandonar... Y me fui corriendo... huyendo de ti, de tu lado, de tu cariño, de tu sonrisa, de tu amor y alegría, de ti y de mí, de mí... de mí.
Necesitaba tu calor, pero me hería tu fuego; tu risa me animaba, pero tu mirada era mi rubor. Nunca me deseaste, te bastaba con amarme. Deseaba que me poseyeras apasionadamente, que me dieras toda esa pasión que el vacío había acumulado. Yo era tan joven... No parecías humano, Yo no habría tenido el valor de rechazarte, me habría abierto como una rosa para ti. Te habría culpado de mi infidelidad, pero me habría vencido y entregado como un caballo hábilmente sumiso. No te importaba mi néctar como a tantos otros, no te importaban mis pinchos, como a él, sólo querías compartir nuestros aromas.
Ahora pienso que la flor eres tú, que hiciste bien en no besarme y yo hice mal en no pedírtelo.
Yo... tú... él. Siempre lo supiste y quisiste salir del escenario. Pero fui yo quien te buscaba entre bambalinas, fui yo quien presumía de ti. Fui yo quien no quiso contarle nada a él, hablarle de ti. Sabías que cada noche dormía acompañada. Si tú supieras...Sabías que hacía el amor con él. Si tú supieras... Sabías que compartíamos aficiones. Si tú supieras... Llegué a desear, con todas mis fuerzas, que él se liara con otra. No quería renunciar a ti, no quería renunciar a él.
Apenas recuerdo como ocurrió. Sólo que me tomaste de la mano, me diste tu calor... tanto que me sorprendí devolviendo tus caricias... y te miré entregada. Pero no me besaste. ¿Por qué? ¿Por qué fuiste tan...? Y tus ojos me decían que me amabas.
Ahora tiene una amante. Ya ni siquiera me importa. Tropezarme con él cada mañana me da fuerzas para seguir
Sigo viviendo de tu cariño como un alimento perpetuo. Sólo que ahora estás más cerca de mí, más a mi lado. Y es que te tengo cada noche que duerme junto a mí. Yo, tú, él, ella. Ella eres tú, su perfume impregnado en el pelo de él me recuerda que al igual que él yo tampoco duermo sola. Si él supiera... Si tú supieras que duermo abrazada a tu recuerdo, si tú supieras que lloro tu presencia ausente, si tú supieras que te amo como jamás he amado a nadie..., si tú supieras cuánto te deseo...
No quiero que me veas ahora, que me descubras perdida como estoy, a la intemperie de la soledad. No quiero soñarte, vivir lo que ya no puede ser. Ya no conservo mi alegría, que poco trozo de pastel quedaría para ti. Sólo migajas de lo que pudo haber sido y no fue. Y, sin embargo, deseo que me beses. Bésame. Bésame como no lo hiciste aquel día, aquel segundo en que te dije sin hablar que me besaras, con tu mano calentando la mía.
Y me miro al espejo sin ojeras, con mi pelo negro de antes, mi mirada enamorada frente a la tuya, cuando no te atrevías. Un segundo. Espera un segundo... escucha... y bésame. Bésame antes de que el frío me atrape, bésame antes de que el sol se intercambie con la luna, antes de que el velo sea mi soga, antes de que la niebla disipe el cielo, antes de la agonía, antes del humo, antes. No voy a tirar todo por la borda, no voy a destruir lo que he construido, pero quiero saber si detrás de esa mirada nos espera el infinito.
Fue sólo un segundo. Un segundo por toda una vida.
© Rick's
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