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RelatosSeudónimo: Vicente Aguirre
Titulo: El día de año nuevo
Ha pasado casi un año desde que dejé de verte. No sé dónde estás, qué haces, con quién... pero te siento igual de cerca que aquella última noche. Siento que no ha pasado el tiempo, que no hay espacio entre los dos, y que en el momento menos pensado aparecerás de nuevo. Y esta vez no permitiré que te vayas de mi lado.
* * *
A veces pienso que ha pasado demasiado tiempo, pero no, nunca es demasiado. Miro hacia atrás y todavía puedo verte dormido, encogido en la cama, mientras recojo mis cosas y lloro en silencio porque sé que no volveré a verte, a estar tan cerca de ti. Pasa el tiempo y cada día me arrepiento más de la que creía que era la única decisión cuerda que he tomado en muchos años.
* * *
La vida nunca ha sido justa conmigo. Perdí muchas cosas por el camino, pero era el momento. Sin embargo sé que no era el momento de perderte a ti. Extraño tu sonrisa, tu voz, tu pelo, tu cuerpo. Tu esencia, limpia, pura. Tu mirada cuando me decías te quiero.
* * *
Sé que no debería recordar, pero lo hago. Recuerdo las tardes delante de un café, las noches iluminadas por las velas, y después nuestros cuerpos chocando, nuestras bocas buscándose, los dos fundidos en uno solo. Nuestros ojos diciendo te quiero sin necesidad de hablar.
* * *
Tenerte a mi lado una vez más. No pido otra cosa, sólo saber que a pesar de todo sigues estando cerca. Sentirte al otro lado de la puerta, dándote una de tus interminables duchas mientras yo espero en la cama a que regreses y vuelvas a apoderarte de mí. Que vuelvas a robarme el corazón como siempre hiciste.
* * *
Sueño con volver a robarte el corazón, y no puedo hacer otra cosa que malvivir sin ti cuando despierto. Acudir a fiestas, discotecas, cines oscuros y fríos... a cualquier lado con la vana esperanza de volver a verte. Sólo unos minutos, incluso unos segundos serían suficientes para saber si has logrado perdonarme. Porque es lo único que me importa ahora, que tú lo hagas para que yo pueda perdonarme a mí mismo.
* * *
Por eso esta noche volveré allí. Y mañana, y pasado, y cuántos días sea preciso hasta que vuelva a verte, a encontrarme con tus ojos y vea en ellos que me has olvidado, que ya no tengo nada por lo que esperar. Pero quiero verlo en tu mirada, sólo entonces podré continuar.
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Podría pensar que este lugar no ha cambiado. Pero sí lo ha hecho... ahora no estás tú. Vengo aquí y veo soledad y desolación, mire hacia donde mire, porque tú no estás a mi lado para demostrarme lo contrario. Y sin embargo sigo acudiendo, casi cada noche, porque siempre creo que te encontraré en el mismo lugar en el que te conocí, recostado en la barra. Tu mirada brillante. El centro de tus ojos.
* * *
Hacía meses que no pisaba este lugar, y sin embargo, creo que no ha cambiado nada. O quizá sí. La misma gente, la misma soledad, la misma desilusión. Cuerpos que albergan almas en pena, buscando un trozo de carne que los saque del purgatorio y los acerque al paraíso durante unas horas. Y yo entre ellos, como un perro abandonado en busca de su dueño. Mi corazón como un perro abandonado.
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Sé que algo ocurrirá esta noche, en algún momento, en cualquier lugar alrededor de mí pasará. Y sé que por fin podré descansar, porque lo que ocurra será bueno. Noto cómo una luz invisible y cegadora me atrae entre la gente. Siento tu luz atrayéndome y sé que estás aquí, mirándome, observándome, preparado para perdonarme. Sólo pido que no vuelva a ser una ilusión.
* * *
Es real. La misma sensación que tuve entonces, en un local vacío, que sólo conserva a esta hora los restos mortales de los eternos perdedores. Yo no quiero ser más un perdedor. Quiero girarme y ver que estás ahí, que por fin comienzo a ascender desde el infierno solitario. Quiero ver tus ojos brillantes, tu sonrisa dulce y tu gesto amable. Quiero que estés esperándome y me rescates, porque me estás quitando la vida...
* * *
Quiero verte, tenerte, sentirte. Necesito que te gires y me muestres tu rostro. Que alargues tu mano hacia mí y no me dejes caer más hacia los infiernos. Sálvame de la soledad y el desengaño. Ayúdame a sobrevivir entre los restos de los deshumanizados, a caminar un poco más cada día. Eres remedio y enfermedad para mí. Me estás quitando la vida...
* * *
Tengo miedo, no quiero volver esta noche a casa solo, deseo volver contigo y que nada vuelva a separarnos. Quiero enfrentarme a ti y a mí. No permitiré que vuelvas a alejarte.
* * *
Debo vencer el miedo, enfrentarme a ti y a mí mismo, y no permitir que nada nos vuelva a separar. Estás al alcance de mi mano. No permitas que me marche otra vez.
* * *
Una barra vacía. Un local oscuro. Una noche interminable. Tu mano cogiendo la mía. Tu mirada diciéndome otra vez Te quiero, Mario.
* * *
Nada a nuestro alrededor. Un final para la noche sin fin. Mi reflejo en tus ojos. Mi mano cogiendo la tuya. Tu mirada diciéndome otra vez Te quiero, Víctor.
"Cómo hablar,
Si cada parte de mi mente es tuya
Si no encuentro la palabra exacta
Cómo hablar."
Amaral – “Cómo hablar"
© Vicente Aguirre
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