Con sentido Critico


Dos madres y el duelo

Inmaculada Sánchez Ramos

 

Ojos cancelados por el llanto, garganta salada y seca, gesto, que refleja incredulidad y angustia, son los de una madre ante el féretro de un hijo arrebatado por la ignominia y robado por la barbarie del odio. Imagen que sobrecoge y estremece a tal punto, que parece oírse el grito desolador de Basilia ante la realidad inexorable del asesinato de su hijo Carlos Alonso Palate.  

 

Con la mirada sencilla y penetrante, viendo más allá de la desolación, asumiendo la evidencia de la crudelísima muerte de Diego Armando,  Jaquelin se dirige a la morgue de Madrid.  Jaquelin ha de reconocer el cadáver, 19 años, vida palpitante segada por la brutalidad etarra.

 

Dos madres que les une el desasosiego.  Basilia y Jaquelin no debieron de ser protagonistas de la actualidad. Y sin embargo la sevicia etarra las trajo al primer plano.  Primer plano, por alguno mitigado, para hacer desaparecer de nuestro recuerdo su dolor. A Basilia y Jaquelin les quisieron arrebatar hasta el bálsamo de la oración  para que el asesinato de sus hijos anduviera para siempre por los arrabales de nuestro olvido, como meros accidentes

 

Basilia y Jaquelin, creedme, a muchos las imágenes de vuestro duelo se nos han grabado indeleblemente en la retina y en el hondón de nuestro ser. Imágenes y pensamientos que doblan las esquinas del alma para quedare enquistadas en nuestro recuerdo.

 

 

 

 

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