En mi ya nada corta carrera profesional,
aunque aún me quede mucha guerra que dar, una va por la vida
observando los comportamientos propios y ajenos en las muy
complicadas y apasionantes relaciones humanas que se dan cita en
el mundo profesional.
En esta observación, me he preguntado en muchas ocasiones cuál
es la verdadera razón por la que las mujeres tenemos un techo
cristal en todos los ámbitos y en concreto en el ámbito de la
empresa privada.
Evidentemente, la respuesta más inmediata es la de la
disponibilidad de la mujer para el trabajo, ya que generalmente
se ocupa de asuntos internos de la casa y en concreto de los
hijos. Esta “aparente” razón no da respuesta a mi pregunta por:
· Es una observación muy evidente nada sutil, luego no
correspondería a techo de cristal sino a un techo de acero, bien
obvio y bien visible.
· Se observan muchos casos de mujeres con una muy altas cotas de
disponibilidad e involucración en el trabajo que, llegado a unos
ciertos niveles siguen si alcanzar mayores cotas (Comités de
Dirección y Consejos de Administración). Naturalmente, me estoy
refiriendo a mujeres que además de las citadas disponibilidad e
involucración cuentan con la suficiente formación capacidad y
dotes como para alcanzar estas cotas.
Parece incluso que tenemos que estar muy contentas en posiciones
de mando intermedias.
Otra de las razones que se arguye es que, como tradicionalmente
ha habido una cantidad menor de mujeres preparadas que de
hombres, es natural, por tanto, que existan menos mujeres que
hombres en la Alta Dirección.
Este argumento sería parcialmente cierto y lógico, si la Alta
Dirección estuviera, mayoritariamente, formada por directivos
mayores de 55 años. Ahora bien, en estos últimos años, como es
sabido, ha habido un gran rejuvenecimiento, tanto en las
plantillas como en las direcciones de las empresas. Este hecho
ha provocado que esas posiciones sean alcanzadas a unas edades
dónde la proporción de profesionales varones y mujeres es casi
del 50% y sin embargo no se alcanza (ni de lejos) esa misma
proporción en los puestos de responsabilidad.
He observado que en el mundo laboral se confunden el
distanciamiento y la arrogancia con la eficacia y la seriedad.
Este es uno de los fenómenos más claros de distorsión entre
realidad y percepción de la realidad. Es curioso, que en una
reunión de directivos aquel que es más “estirado” en muchas
ocasiones y por muchos asistentes es percibido como el más
creíble. Sus palabras, opiniones y juicios son incuestionables y
se le da crédito porque él es el emisor de la idea, opinión o
actuación, sin entrar en realizar un juicio serio y riguroso del
contenido de la idea, opinión o actuación. Curiosamente él no
emana esa credibilidad por sus resultados sino por su
arrogancia.
En mi opinión este es el punto crucial del techo de
cristal. Si “calculamos” el recíproco de la falsa ecuación
arrogancia=eficacia obtendríamos que cercanía=
ineficacia. Ahí hay, al menos, un importante factor para
que las mujeres en la dirección seamos percibidas como menos
creíbles, pues somos más cercanas.
Se me puede argumentar que hay varones que en su estilo de
dirección son cercanos y, por tanto, también les pasaría lo
mismo. A este argumento la única respuesta que tengo es que es
absolutamente cierto y que lo comparto al 100%.
Ahora bien, al hablar de sujetos colectivos se habla de todos
(distinto a cada uno) y en ese contexto y teniendo en cuenta los
grandes números, en lo que a estilos de dirección se refiere, es
obvio que la cercanía es abrumadoramente femenina.
Una vez tenido esto claro en la mente ¿ Cuál es la estrategia
que la mujer directivo ha de seguir(como sujeto colectivo)?.
· Posibilidad 1. Hacerse arrogante, por tanto creíble y
consecuentemente tiene más probabilidades estadísticas de
alcanzar cotas más altas de responsabilidad y desde esta nuevas
atalayas imprimir, ahora sí, su estilo de dirección cercano.
· Posibilidad 2. Intentar evidenciar esta reflexión para
que los agentes involucrados en el mundo laboral: trabajadores,
directivos del área de recursos humanos, resto de los
directivos, accionistas e inversores, administraciones y
sociedad civil sean conscientes de esta trampa.
Si optamos por la posibilidad 2 la tarea es colectiva e ingente.
Mi pregunta es ¿las directivas actuales llegaremos a ver algún
resultado?
1) Repito que si conozco varones que tienen un estilo de
dirección cercano pero son los menos.
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Publicado en: 2004-12-27
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