Con sentido crítico

 

 

LA CREDIBILIDAD Y CERCANÍA

Inmaculada Sánchez Ramos

 

En mi ya nada corta carrera profesional, aunque aún me quede mucha guerra que dar, una va por la vida observando los comportamientos propios y ajenos en las muy complicadas y apasionantes relaciones humanas que se dan cita en el mundo profesional.
En esta observación, me he preguntado en muchas ocasiones cuál es la verdadera razón por la que las mujeres tenemos un techo cristal en todos los ámbitos y en concreto en el ámbito de la empresa privada.


Evidentemente, la respuesta más inmediata es la de la disponibilidad de la mujer para el trabajo, ya que generalmente se ocupa de asuntos internos de la casa y en concreto de los hijos. Esta “aparente” razón no da respuesta a mi pregunta por:
· Es una observación muy evidente nada sutil, luego no correspondería a techo de cristal sino a un techo de acero, bien obvio y bien visible.


· Se observan muchos casos de mujeres con una muy altas cotas de disponibilidad e involucración en el trabajo que, llegado a unos ciertos niveles siguen si alcanzar mayores cotas (Comités de Dirección y Consejos de Administración). Naturalmente, me estoy refiriendo a mujeres que además de las citadas disponibilidad e involucración cuentan con la suficiente formación capacidad y dotes como para alcanzar estas cotas.


Parece incluso que tenemos que estar muy contentas en posiciones de mando intermedias.
Otra de las razones que se arguye es que, como tradicionalmente ha habido una cantidad menor de mujeres preparadas que de hombres, es natural, por tanto, que existan menos mujeres que hombres en la Alta Dirección.


Este argumento sería parcialmente cierto y lógico, si la Alta Dirección estuviera, mayoritariamente, formada por directivos mayores de 55 años. Ahora bien, en estos últimos años, como es sabido, ha habido un gran rejuvenecimiento, tanto en las plantillas como en las direcciones de las empresas. Este hecho ha provocado que esas posiciones sean alcanzadas a unas edades dónde la proporción de profesionales varones y mujeres es casi del 50% y sin embargo no se alcanza (ni de lejos) esa misma proporción en los puestos de responsabilidad.
He observado que en el mundo laboral se confunden el distanciamiento y la arrogancia con la eficacia y la seriedad. Este es uno de los fenómenos más claros de distorsión entre realidad y percepción de la realidad. Es curioso, que en una reunión de directivos aquel que es más “estirado” en muchas ocasiones y por muchos asistentes es percibido como el más creíble. Sus palabras, opiniones y juicios son incuestionables y se le da crédito porque él es el emisor de la idea, opinión o actuación, sin entrar en realizar un juicio serio y riguroso del contenido de la idea, opinión o actuación. Curiosamente él no emana esa credibilidad por sus resultados sino por su arrogancia.


En mi opinión este es el punto crucial del techo de cristal. Si “calculamos” el recíproco de la falsa ecuación arrogancia=eficacia obtendríamos que cercanía= ineficacia. Ahí hay, al menos, un importante factor para que las mujeres en la dirección seamos percibidas como menos creíbles, pues somos más cercanas.


Se me puede argumentar que hay varones que en su estilo de dirección son cercanos y, por tanto, también les pasaría lo mismo. A este argumento la única respuesta que tengo es que es absolutamente cierto y que lo comparto al 100%.


Ahora bien, al hablar de sujetos colectivos se habla de todos (distinto a cada uno) y en ese contexto y teniendo en cuenta los grandes números, en lo que a estilos de dirección se refiere, es obvio que la cercanía es abrumadoramente femenina.


Una vez tenido esto claro en la mente ¿ Cuál es la estrategia que la mujer directivo ha de seguir(como sujeto colectivo)?.



· Posibilidad 1. Hacerse arrogante, por tanto creíble y consecuentemente tiene más probabilidades estadísticas de alcanzar cotas más altas de responsabilidad y desde esta nuevas atalayas imprimir, ahora sí, su estilo de dirección cercano.

· Posibilidad 2. Intentar evidenciar esta reflexión para que los agentes involucrados en el mundo laboral: trabajadores, directivos del área de recursos humanos, resto de los directivos, accionistas e inversores, administraciones y sociedad civil sean conscientes de esta trampa.

Si optamos por la posibilidad 2 la tarea es colectiva e ingente. Mi pregunta es ¿las directivas actuales llegaremos a ver algún resultado?

1) Repito que si conozco varones que tienen un estilo de dirección cercano pero son los menos.

 

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Publicado en: 2004-12-27

 

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