Con sentido crítico


Los otros

Inmaculada Sánchez Ramos

 

En la crisis del Carmelo, aquellas personas que han perdido sus hogares y sus pertenencias, debido a las obras del metro de Barcelona, o para ser más exactos, debido a las presuntas negligencias en la elaboración de dichas obras, son, por expresarlo sencillamente, los damnificados más fácilmente identificables. Obvio es decir, que  nos parece de pura justicia que a estos damnificados haya que compensarlos de la mejor de las maneras posibles.

 

Dejando al margen la pésima gestión de la crisis del Carmelo, en general y para estos damnificados en particular, queremos traer a la palestra a los olvidados o, al menos no mencionados como damnificados, por las Administraciones Públicas pertinentes. Hoy queremos hablar de los otros, de los “otros damnificados”

 

La casuística es muy variada. En primer lugar vamos a centramos en aquellos que no han perdido la vivienda de entre los 15.000 vecinos del Carmelo, es decir la gran mayoría de los residentes de este barrio. Es rotundamente indiscutible que las viviendas de estos vecinos han perdido valor, o dicho esto en  román paladino, si éstas se ponen a la venta, ¿ quién es el guapo que las compra al precio que estaban antes?. Varios expertos han cifrado la caída del precio de las viviendas del Carmelo en torno al 30%. Cierto es, que hay diversidad de opiniones en la cifra concreta, pero no es menos cierto que hay acuerdo unánime entre todos ellos con relación a la caída de precios en sí misma. Y.... ¿qué decir de los comerciantes del barrio?. Aquellos que estén situados en las proximidades de lo que se ha dado en llamar la zona cero se han encontrado, de la noche a la mañana, con unos 1.000 clientes potenciales menos, es decir los 1.000 vecinos que están  alojados en otros lugares- hoteles, casas de familiares, etc-. Imaginamos también que el tránsito por estas calles y las aledañas ha disminuido considerablemente, y todos aquellos que tengan un negocio de cara al público, saben lo importante y lo impactante de este hecho en el volumen de negocio. Naturalmente, los locales donde están ubicados sus negocios es muy probable también que sean de la propiedad del dueño del negocio en cuyo caso, al igual que los de las viviendas, si dichos dueños quieren vender sus locales han perdido dinero con relación a lo que les hubieran obtenido antes del hundimiento.

 

Sabemos que estas reflexiones son absolutamente evidentes pero de vez en cuando es menester recordar lo obvio. No parece que, ni la Generalitad de Cataluña ni el Ayuntamiento de la Ciudad tengan la más mínima intención de desagraviar a estas personas. Como dijo Víctor Hugo “Es extraña la ligereza con que los malvados creen que todo les saldrá bien”.

 

 

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