Comencemos con otra historia de nuevo... A ver si esta vez..

Taller de escritura
Responder
Jimul
Forero
Forero
Mensajes: 29
Registrado: 10 Mar 2004 00:00

Comencemos con otra historia de nuevo... A ver si esta vez..

Mensaje por Jimul »

¡Ni de coña!... Esta fue la última frase que se escuchó en aquel habítaculo del Honda Accord, gris metalizado... La curva cerrada de aquella carretera Nacional soportó el temible impacto a unos 250 kms. por hora... Esa es la cifra que marcaba el cuentakilómetros cuando la patrulla de la G.C. de Tráfico, estuvo investigando el suceso...

Anamapola
Colaborador
Colaborador
Mensajes: 78
Registrado: 21 Dic 2003 00:00

Comencemos con otra historia de nuevo... A ver si esta vez..

Mensaje por Anamapola »

El cuerpo de un hombre robusto ocupaba el asiento del conductor. Permanecía inmóvil, desmadejado sobre el volante que, desplazado a consecuencia de la colisión, aprisionaba su vientre contra el asiento. La abundante sangre coagulada apenas dejaba entrever las incipientes arrugas que asomaban en el rostro de aquel varón de raza blanca y edad indecisa en las lindes de la cuarentena. A su lado, también inmóvil y con la cabeza apoyada contra la ventanilla, yacía la mujer que lo acompañaba. Su traje de chaqueta blanco parecía sembrado de florecillas rojas tras el accidente.
<BR>
<BR>Un débil gemido rompió el silencio de aquel amasijo de metal.
<BR>
<BR>

Brisne
Colaborador
Colaborador
Mensajes: 72
Registrado: 18 Dic 2003 00:00

Comencemos con otra historia de nuevo... A ver si esta vez..

Mensaje por Brisne »

El Sargento Ramirez desviaba el tráfico mientras miraba el trabajo de los Bomberos. Siempre le admiraba el trabajo de esos hombres ardorosos que cortaban con oxicorte la chapa del coche.
<BR>Pobre pareja, habrian salido felices de su casa y acabar ahi, en la NII, km 450, destrozados, bueno solo el varón, la mujer habia sido trasladada al hospital en la UCI móvil.
<BR>Luego a investigar las causas del accidente, de la muerte de esos dos, que si el alcohol, que si la velocidad, llamar a las familias -odiaba especialmente esa llamada-.
<BR>Se quitó un momento el tricornio, mientras vió el coche del Juez Padilla cruzando en el horizonte.
<BR>
<BR>-Señoría, buenos días
<BR>-Buenos días, sargento
<BR>-Vamos a ver si acabamos pronto, ¿eran muy jóvenes?
<BR>-La chica, unos treinta. El, unos treinta y cinco. No sabemos el parentesco que los únia.
<BR>-Bueno, en cuanto terminemos con ésto ya se pueden poner ustedes a lo suyo.
<BR>
<BR>

Abulafia
Forero
Forero
Mensajes: 22
Registrado: 26 Abr 2004 00:00
Contactar:

Comencemos con otra historia de nuevo... A ver si esta vez..

Mensaje por Abulafia »

Un número se acercó al sargento y le informó de que, tras haber podido sacar los cadáveres del coche, había algo extraño en aquel accidente:
<BR>
<BR>- ¿Extraño? -preguntó el sargento acariciándose el mentón- ¿Qué ocurre, que es lo anormal en un vulgar accidente de tráfico?
<BR>
<BR>- Bien lo que no esperábamos es que ella no es ella, es él. Se trata de un travestí. Parece que la ´normal pareja´ no era tan normal. Él, el conductor, está casado, tengo su documentación. Del transvestido no sabemos nada, lo único que lleva es el traje blanco y una muy pequeña prenda que algunos llamarían interior.
<BR>
<BR>- Mierda. Me parece que esta llamada a sus familiares va a ser aún mas odiosa que las anteriores. ¿Hay algún otro detalle más que deba saber, Martínez?
<BR>
<BR>- Bueno, están todavía buscando entre la chatarra. En un rato lo sabremos, mi sargento.<BR><BR>[ Este mensaje fue editado por: Abulafia on 29-04-2004 11:14 ]

Jimul
Forero
Forero
Mensajes: 29
Registrado: 10 Mar 2004 00:00

Comencemos con otra historia de nuevo... A ver si esta vez..

Mensaje por Jimul »

El calor comenzaba a ser asfixiante... Ese mes de junio estaba apretando Lorenzo mucho... El juez, decidió escoger la sombra de una encina que había en la cuneta, con una botella de agua fresca... Esta imagen contrastaba con la de los bomberos que soplete en mano estaban abriendo las cuatro chapas en las que había sido convertido el ostentoso BMW...
<BR>
<BR>Entre tanto el Sargento y el equipo de Atestados de la G.C. comenzaba a recomponer los hechos... Las mediciones de la escasa frenada, las marcas que había dejado en la roca el potente carro... Se examinaba minuciosamente cada una de las partes del coche y del lugar del accidente...
<BR>
<BR>El forense rondaba por allí y comenzaba a organizar su futuro trabajo en aquella sala de despiece de almas... Gordo, con cara sádica, era el prototipo perfecto de empleado de la muerte... Su fama le precedía, el ensañamiento con los cadáveres no era ya una leyenda, era un hecho claro... Se dirigió hacia el juez y le comenzó a exponer la posible causa de la muerte de ese varón fornido y atractivo en vida, que ahora es un amasijo de carne, sanguinolento, comido por las moscas... ¡Para Ya Sánchez! Dijo con cierto hastío S. Ilma. Roncal Vallejo... Raúl era su nombre, aunque pocos los llamaban por su nombre: Sr. Juez o Sr. Roncal; era habitualmente su denominación más cotidiana...
<BR>Raúl era un juez atípico, de mediana edad y con una carrera brillante, le gustaba mucho más la labor de investigación que las laureadas carreras pseudo políticas que sus propios compañeros habían iniciado, acabando en lugares de reconocido prestigio para cualquier mortal... Tenía un alma de policía, por eso no era el típico juez que hacía esperar mucho cuando sucedía algún incidente en su jurisdicción...
<BR>
<BR>Solamente cuando hacía este calor, pensaba en cómo se debía estar en esos despachos de sus compañeros, sin tanto ajetreo, y con unas secretarias de muerte... Pero en cuanto se lo imaginaba ante las cámaras o dando un discurso, daba las gracias por estar en una ciudad normalita...

Brisne
Colaborador
Colaborador
Mensajes: 72
Registrado: 18 Dic 2003 00:00

Comencemos con otra historia de nuevo... A ver si esta vez..

Mensaje por Brisne »

El travesti se llamaba Manolo, su madre acudió al hospital rauda y veloz. Mi Manolo iba gritando por el camino, mi Manolo...
<BR>
<BR>Su Manolo estaba en coma, su amante, hombre casado para mas inri, muerto en la cuneta. La mujer de Roberto en el hospital mirando a Manolo, y preguntandose que coño hacía su marido en un coche con ese tio, bueno , con esa cosa, aunque habia de reconocer que estaba muy buena. Que odioso, se compraraba con él/ella y no salía muy bien parada.
<BR>
<BR>Cuando llegó su madre, morbosamente miraba. La señora le saludó amable.
<BR>
<BR>-Hola
<BR>-Buenos días, ¿es amiga de mi Manolo?
<BR>-No señora- sonrío amargamente- Su Manolo era la amante de mi marido, acabo de enterarme. Ese que conducía cuando tuvieron el accidente.
<BR>
<BR>

Anamapola
Colaborador
Colaborador
Mensajes: 78
Registrado: 21 Dic 2003 00:00

Comencemos con otra historia de nuevo... A ver si esta vez..

Mensaje por Anamapola »

Sus palabras sonaron como una cuchillada de desprecio y se clavaron en el pecho de la anciana que permaneció callada mientras observaba cómo las lágrimas de la viuda se teñían de despecho y dolor. Inclinó la cabeza hacia el hijo que permanecía inconsciente entre tubos de diferentes color tomando entre las suyas una de sus manos inertes. Su mirada destilaba la ternura de quien de la vida ha aprendido que uno siempre percibe una realidad diferente a la de los demás y que ninguna se refleja en el espejo.
<BR>
<BR>El silencio levantó una muralla entre las dos mujeres hasta que una enfermera les indicó con un gesto que debían abandonar la habitación.
<BR>

Abulafia
Forero
Forero
Mensajes: 22
Registrado: 26 Abr 2004 00:00
Contactar:

Comencemos con otra historia de nuevo... A ver si esta vez..

Mensaje por Abulafia »

Una vez en el pasillo ambas se miraron. Algo se había roto en el interior de cada una; las dos sabían que por algún motivo debían odiarse mutuamente y sin embargo había nacido una especie de consentida amistad. Tenían más cosas en común que motivos para la discusión y ambas estaban igual de tristes y se sentían igual de solas y desamparadas. Suele pasar en esta vida que las tristezas unen a las personas más que las soledades y que el infortunio es un camino de unión para almas atormentadas.
<BR>
<BR>La mujer de Roberto pasó un kleenex a la anciana, casi sin llorar, casi sin sonreír y le dijo:
<BR>
<BR>- Lo siento mucho, sinceramente. Espero que su hijo se recupere de todo. Me llamo Marta. Usted no tiene culpa de nada y yo tampoco -sus ojos, ahora, estaban llorosos pero no su gesto-.
<BR>
<BR>La anciana no miró el pañuelo, lo cogió sin apenas darse cuenta de lo que hacía. Sus lágrimas resbalaban por el surco que hacía años se había formado; mucho tiempo de llorar en silencio y sufrir los problemas de la vida. Al final, tras sonarse sonoramente, susurró:
<BR>
<BR>- Gracias, es usted muy amable. Yo me llamo Aurora pero desde siempre me han llamado Ora. A mi marido, que en paz descanse, no le gustaba mi nombre así que lo abrevió y al final todo el mundo me llama así.
<BR>
<BR>Luego, quizá recordando a su hijo en el lecho y lleno de tubos, volvió a llorar desconsoladamente, hipando y dando la sensación que su respiración se alejaba de ella para siempre. Marta miró la máquina de café que estaba al final del pasillo y pensó que sería buena idea tomarse uno. No había ya nervios que dominar, sólo una profunda desesperanza y amargura. Algo de cafeína le iría bien a su cuerpo en esos momentos.
<BR>
<BR>La anciana se dió cuenta de la dirección de Marta e iba a decir algo cuando llegó el médico, serio, austero. Sus gafas montaban en la nariz con muy poca gracia y le daba un aspecto que recordaba a un maestro de escuela de los de antes. Carraspeó antes de decir lo que nadie esperaba:
<BR>
<BR>- Señora Aurora Madalgatos: su hijo está grave, muy grave, pero no ha sido por causa del accidente. Es decir, no es esa a principal causa. Su cuerpo rebosa estupefacientes.
<BR>
<BR><BR><BR>[ Este mensaje fue editado por: Abulafia on 04-05-2004 16:03 ]

Responder

Volver a “Taller de escritura”