Jimul Abdallah Enviado el: 19/06/2004 a las 10:49:59

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Jimul Abdallah Enviado el: 19/06/2004 a las 10:49:59

Mensaje por admin »

Papá... Te Quiero
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<BR>¡Cariño!... Hoy tenemos una cena de empresa... Los proveedores nos han invitado a todos los trabajadores de la empresa a cenar en el restaurante que queramos, por lo tanto voy a llegar tarde, no me esperes levantada...”
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<BR>Estas fueron las últimas palabras que pronunció aquél varonil cuarentón y un poco bajo de forma, antes de ajustarse la corbata (la de los eventos especiales), y con un aire “a lo Resines” salió de casa en busca de algo más que una cena...
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<BR>Todos los amigotes habían puesto la misma disculpa ante sus parejas respectivas, menos Gómez, el soltero impenitente, que no dejaba el menor resquicio a una relación que durase más de un buen revolcón... Pero aquélla, iba a ser una noche sorprendente... Y es que hay algunas veces que no se sabe si por la conjunción de los astros; los posos del café; o por los elixires un tanto piratas de los pubs más rumbosos del lugar... La vida de las personas cambian repentinamente...
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<BR>Todo empezó en aquél pub, Gómez se quedó algo inquieto ante la insinuante invitación de una vecina que le caía justo enfrente... Un ligero roce de su dedo en la copa y un beso fueron suficientes gestos como para que Gómez desapareciera... Ni los avisos en principio un tanto sutiles, y luego ya muy directos de sus amigos, le hicieron cambiar de opinión... Era demasiado tarde, Gómez había puesto el ojo en su, en una... Bueno era un hombre muy guapo, vestido totalmente de mujer, aunque a eso a Gómez no le importó... No volvió a aparecer en toda la noche, y a partir de esa noche se le vio más entusiasmado que nunca... Estaba enamorado de Violeta (así era como se llamaba su nuevo amor)...
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<BR>Se hizo un silencio, al ver que Gómez se marchaba con él/ella. Digamos que era un silencio mezcla de extrañeza y ridículo... Pero con el sorbo apurado de la última copa se pasó... Fueron al restaurante más elitista del lugar y allí degustaron (bueno lo que las copas le pudieron dejar degustar) los manjares más sutiles y suculentos que habían probado durante mucho tiempo...
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<BR>Entre bromas y chanzas habían llegado a la 1:30H. de la mañana... Las voces se rompían en canturreos ebrios con más ganas de entonar que de la propia entonación...
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<BR>Con cierta pastosidad en la boca fueron saliendo del local, tras dejar una suculenta cuenta pagada, y un cierto olor a alcohol capaz de romper todas las máquinas de la Guardia Civil, antialcohol...
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<BR>Ya con un mareíllo más que discreto se lanzaron por los garitos nocturnos en busca de caza y captura... Después de un par de copas en un pub muy estiloso se embarcaron en otro lugar un poco más joven... Allí las hormonas femeninas y masculinas bullían por todos los lados... La música aunque estaba alta era buena... Ritmos calientes que hacían bullir a los cuerpos sudorosos... Moncho se tiró al cauce de pasión de aquel oscuro lugar y encalló en un grupo de chicas... Su ritmo cachondo y un tanto torpe hizo reir a todas ellas... Una en especial se reía más de lo necesario...
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<BR>Poco a poco se fueron separando del grupo... Sus cuerpos comenzaban a estrecharse, se atraían hacia sí... Era inevitable, la guerra comenzaba y no había nada ni nadie que lo impidiera...
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<BR>Sus caricias y sus besos fueron “in crescendo”... Los amigos envidiaban el encuentro, las amigas envidiaban la situación, el resto estaba aletargado entre la música y los efluvios alcohólicos atrapados en vasos de tubo...
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<BR>No se sabe cómo aterrizaron en aquella cama, simplemente estaban allí; frente a frente, mirándose a los ojos... Ella fue acercándose con esas manos suaves y fue desabrochándole la camisa, poco a poco, rozando su piel con los dedos... Las manos de Moncho, no se separaban de sus caderas, frotándola suavemente y sin parar... Mmmmmm... Las sábanas apenas querían rozar los cuerpos enardecidos de los amantes... Una y otra vez se amaron... Por fin quedaron dormidos, entre el calor de sus cuerpos y ese olor a amantes locamente apasionados...
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<BR>La vejiga de Moncho decidió romper ese estado poético, y cuestiones fisiológicas exigían unos momentos de atención... Corriendo y medio a oscuras, fue a dar al cuarto de baño... Tras un momento de emergencia, su cara volvió a recuperar esa sonrisa de felicidad por el deber cumplido, más consciente de su entorno fue caminando tranquilo y confiado hacia ese mundo maravilloso llamado Eva, que había dejado descansando plácidamente... Moncho se paró a ver los detalles que la luz de la luna dejaba entrever en el salón... Se dirigió hacia un portarretratos, lo cogió entre sus manos...
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<BR>“A mí me suena esa cara”... Su cabeza daba vueltas sin parar, intentando adivinar algo que le comenzaba a preocupar... Era algo que no podía controlar, y sin embargo estaba ahí, consumiendo su tiempo y su hasta entonces deliciosa estancia... Y de repente un escalofrío le recorrió todo el cuerpo, quien estaba al lado de su amor en aquel portaretratos no era ni más ni menos que su Marisa... Aquel antiguo amor que dejó por miedo al compromiso cuando estaba embarazada... Eran otros tiempos y tenía 20 años menos... Así que si Marisa estaba allí, era porque... Avanzó hacia la habitación rápidamente con la foto de su antiguo amor en una mano y la sospecha en otra... La chica estaba profundamente dormida mostrando ese cuerpo escultural... Miró la foto, la miró a ella... Efectivamente era el doble de ella... Se había acostado con su propia hija... Rápidamente cogió los pantalones... Su camisa y cazadora y como una exhalación se marchó de casa... Estaba durmiendo ya Moncho en su propia cama, cuando Eva se despertó dulcemente, y con ganas de más mimitos... Se extrañó de que no hubiera nadie en casa y llamó y buscó por toda la casa, hasta que descubrió por fin la cartera de Moncho en el suelo...
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<BR>La miró... Hurgó en ella, como sólo las mujeres suelen hacer... Es curioso que en un trozo tan pequeño, se pueda contar la vida entera de una persona; y como los hombres son tan simples, de un plumazo se sabe exactamente sus gustos y su forma de pensar... Y la de Moncho le delataba...
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<BR>Muchas tarjetas de visita, y gran parte de ellas de ocio... Algunas de mujeres... Dos ó tres preservativos, y el resto papelitos sin importancia... Muy pocos de trabajo...
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<BR>El día siguiente fue desastroso, menos mal que era sábado... La cabeza de Moncho era como una lavadora en pleno centrifugado, el simple silencio era una dura prueba de resistencia para su cerebro... Y por si esto fuera poco, acostarse con su hipotética hija (aunque él sabía que era suya) era la gota que colmaba el vaso...
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<BR>Todo el sábado estuvo muy pensativo, y apenas si era capaz de enlazar más de tres frases seguidas acerca de un pensamiento... No era extraño, porque tenía tendencia al despiste... Pero sí tanto silencio... Moncho era de los que hablaba... Marijose, su mujer observaba la situación pero no dijo nada, sabía lo mal que se pasaba después de una fiesta, e intentó aliviar su “Peazo resacón”... Pasó el sábado y el domingo...
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<BR>Llegó la semana siguiente... Todo comenzaba a ir sobre ruedas, salvo por la metedura de pata y la cartera que no la encontraba por ninguna parte... Puso la excusa de que la había perdido en la noche de borrachera... Para sus adentros era muy violento ir a buscar la cartera...
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<BR>El miércoles sonó el teléfono en casa de Moncho, y se puso como siempre su hijo... Todo ilusionado contestó con un “HOLA” al teléfono y se decepcionó al ver que la voz femenina preguntaba por su padre, con un gesto de desgana llamó a su padre: “Papá, es para ti”... Con un guiño le dijo con sonrisa malévola: “es una mujer... Y joven”... Moncho se puso al teléfono, con cierta alegría...
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<BR>“Hola soy yo, Eva... Te dejaste una cartera el otro día... Ah! ¿Porqué te fuiste tan pronto?...
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<BR>“Yo... Bueno, ya sabes, se me hizo tarde”...
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<BR>“Porqué no quedamos mañana jueves, para tomar un café??? Así te doy la cartera... Bueno pues ya quedamos...
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<BR>Y sin dejar decir nada a Moncho colgó el tfno...
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<BR>Era un día otoñal, hacía frío y llovía a raudales, la cafetería era un sitio de paso, con grandes cristaleras, aunque muy cómoda... Ella estaba tomando un café tranquilamente y mirando por la ventana... El, esperaba que ella no se diera cuenta de su presencia, así podría escaquearse con mayor facilidad... Un saludo muy afectuoso de ella dio al traste con el plan... Otra vez que tendría que improvisar una excusa válida...
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<BR>La conversación empezó un tanto fría por parte de Moncho, pero se fue relajando, gracias a las sonrisas constantes de ella, y llegó el combate tras un par de tazas de café y un pastelito...
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<BR>“Porqué te fuiste tan pronto el otro día, me dejaste a medias, sabes...”(Le dijo ella, acariciándole la mejilla)
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<BR>“Verás es que... Se me hizo tarde... Y tampoco estaba muy en condiciones de darte todo lo que querías...” (Le dijo él apartándole suavemente la mano de la mejilla... Le sonrió abiertamente)
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<BR>“De verás que no os entiendo a los chicos, cuando mejor os lo estáis pasando os da el agrión de repente y... ¡Zass! Cortáis de cuajo... Dime, ¿qué te ocurre?
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<BR>“Eva no podemos seguir así, no es normal... Tú tienes tu vida, eres joven y no merece la pena que mantengas una relación con un dinosaurio como yo... Para una noche loca puede estar bien, pero no más...
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<BR>“Vamos no digas bobadas, sabes que entre tú y yo... Aquella noche fue muy especial... No fue una simple noche lujuriosa de borrachera... Y tú... eres muy especial... Te... (Moncho le tapó los labios antes de que pronunciara la frase maldita de todos los encuentros)
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<BR>“No puede ser Eva... Por más que nos empeñemos no puede ser... Hay cosas que no pueden ser y ésta es una de ellas”...
<BR>“Moncho, sé que no eres como los demás, y deseo seguir viéndote... Y tú sé que también lo deseas” (No se podía decir que aquella chica pese a su juventud no tuviera las ideas muy claras... Sabía como conseguir lo que se proponía, Moncho estaba en jaque... Si no jugaba bien su estrategia en dos movimientos era Mate)
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<BR>“Mira Eva no podemos seguir, sobre todo por una cuestión... Verás... Ejem... Hace muchos años conocí a una mujer preciosa y muy valiente... Mantuvimos una maravillosa relación... Yo fui el culpable de romperla... Y la rompí justo cuando ella necesitaba más apoyo... Me pidió que uniéramos nuestras vidas y no quise... Desapareció de mi vida, cuando quise saber de su vida, había tenido una hija... La Hija eres tú... Y yo soy tu padre... ¿Comprendes ahora?
<BR>(Hubo un momento de silencio, las miradas se cruzaron... Eva tuvo un brillo especial en sus ojos... Se levantó, se acercó a él, le besó apasionadamente en sus labios... Luego susurró dulcemente...)
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<BR>“Papá... Te quiero”... (Y alejándose de la mesa con firmeza y sensualidad dejó a Moncho en Jaque Mate...)
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<BR>fin
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<BR>Jimul Abdallah
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