La desgracia de Doña Gertrudis

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1_individua
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La desgracia de Doña Gertrudis

Mensaje por 1_individua »

Doña Gertrudis vivía en una ventana enrejada de la calle Sarmiento.
<BR>Hilvanaba y cosía los pantalones de los guardias jurados y pegaba parches a los uniformes de los pupilos del colegio de monjas.
<BR>A las seis se tomaba un descanso para la merienda. Abandonaba su lugar en la ventana y marchaba dando traspiés a la cocina para prepararse un café con demasiada leche.
<BR>Doña Gertrudis, joven y bonita, podría haber sido feliz de no ser por la desgracia que aconteció el mismo día en que le dio por llegar al mundo: sus pies venían por delante.
<BR>Que doña Gertrudis hubiese nacido de pie se puede considerar un mal menor. Lo que le arruinó esa cara de ángel con que nació fue precisamente aquello que se dio más prisa en llegar que ella misma: sus pies.
<BR>Doña Gertrudis calzó un 42 el día de su primera comunión, y ese fue el último día que sus pies pisaron la calle.
<BR>Por vergüenza permaneció en su casa, asomando su belleza por aquella ventana triste; entornando los ojos cuando los rayos del sol la cegaban fulgurando en el cristal empañado.
<BR>Doña Gertrudis se casó a los quince años con un primohermano por parte de madre; borracho, sarnoso y mujeriego, que al desposarla pidió le pusieran ocho tallas menos de calzado para disimular, porque si no el no se casaba con esa vergüenza.
<BR>Doña Gertrudis, que muy bien pudiera dormir de pie y sostenerse quieta, hacía tiempo que marchaba descalza, embutiendo los enormes pies en unos calcetines de ganchillo o lana, según la época.
<BR>Eran tiempos de vendimia. Doña Gertrudis permanecía en su lugar habitual realizando sus labores cotidianas, cuando un olor de olores vino a ella a través de la ventana abierta y procedente de los campos.
<BR>Doña Gertrudis cerró largamente los ojos concentrándose en el olor a lirio envejecido que surcaban vetas oscuras en las axilas de los trabajadores.
<BR>Imaginó que ella misma estaba en el campo con un gran cesto de mimbre, rodeada de aquellos hombres afanosos y salvajes.
<BR>Fue entonces cuando, aún de ojos cerrados, Gertrudis sintió una presencia. Abrió los ojos y observó que en los barrotes descansaba un clavel amarillo.
<BR>Doña Gertrudis lloró por la pena de no llamarse Isabel, no estar soltera, existir de cintura para abajo, y por aquel clavel amarillo que debía estar condenado a morir coronando sus pies desnudos.
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ingrid
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La desgracia de Doña Gertrudis

Mensaje por ingrid »

El relato de Doña Gertrudis, posee trazos de nostalgia, soledad, dolor y frustracion. Bien lograda su narrativa, y con un reflexivo mensaje final. <IMG SRC="images/forum/icons/icon_smile.gif">

BoTTiCeLLi
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La desgracia de Doña Gertrudis

Mensaje por BoTTiCeLLi »

1_individua: me ha gustado mucho lo que has escrito. Te felicito.
<BR>
<BR>Un saludo.

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