Relato

[AlanMoore]

Dejó aquí mi primer balbuceo; inseguro y vacilante, pero siempre entusiasta. Espero que no os desagrade demasiado.
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<BR>El baile de mascaras
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<BR> Cuando entro en el club, deslumbrado por las luces estridentes y ensordecido por el exceso de decibelios, la desorientación y el desarraigo se me hacen tan intensos y me golpean tan brutalmente en la boca del estomago, que debo pensar en Elena y en las niñas para no dar media vuelta y salir corriendo. La hora -ya casi medianoche-, el frío y la lluvia incesante aconsejan y casi exigen que haga desde aquílas llamadas y espere dentro la llegada de la grúa. Así que me acodo en la barra decidido a cargar con todas las miradas y ruego que no se alargue innecesariamente el tormento, pues sé que todos pueden notar que aquí soy un gallo en corral ajeno, que ni siquiera en mis años mozos frecuenté este tipo de locales. En este momento desearía intesamente ser otro. Un Passport, pienso, me hará bien para afrontar la espera.
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<BR>Desgrano el tiempo mientras el calor del whisky que recorre mi cuerpo, la música y la sensación de extrañamiento que me produce el lugar comienzan a apoderarse de mi ánimo y por un momento siento que mi indentidad se diluye en esta hipnótica mezcla de estímulos para los sentidos, que ya no soy el hombre felizmente casado desde hace quince años que tiene dos hijas preciosas, que trabaja todos los días, entre facturas y albaranes, de nueve a cuatro de la tarde en las oficinas de Procondal y al que hace poco más de veinte minuto se le averió el Nissan frente a las puertas de este prostíbulo; siento que puedo adoptar cualquier personalidad, transformarme en quien yo desee. Decido que ahora soy un ser solitario, al que tras vagar muchos años extraviado en la aridez del amor no correspondido ha acabado abrasándole el fuego de un amor traicionado. Cierro los ojos y me siento dueño de mi desgracia y me sueño necesitado de olvido, acosado por un pasado tortuoso del que unicamente logro liberarme refugiándome en brazos del amor mercenario.
<BR>Pido otro Passport y la imaginación termina de desbordárseme embravecida cuando veo bajar por la balaustrada del fondo a una hermosa rubia, de no más de veinte años y cuya mirada se me antoja, tal vez por capricho del whisky, la más triste que yo haya conocido jamas. Para mí esa chica se llama Vania y tiene un lunar justo bajo el ombligo que le acompleja, pero que sin embargo muchos de sus clientes encuentran bastante excitante. Finjo recordar que llegó a España tras abandonar a su familia y dejar su país, digamos Rusia, para seguir al hombre del que estaba perdidamente enamorada y el cual la vendió al primer postor que le ofreció una cantidad suficiente que le asegurase comer unos cuantos meses.
<BR>Hemos pasado muchas noches juntos, algunas sólo hablando. Sé que su sueño es ahorrar algo de dinero para poder volver con su familia. Cuando pasa a mi lado, quiero creer que me dedica una sonria cómplice en honor de tantas noches compartidas.
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<BR>Mientras busco un camarero, la música cambia repentinamente y se hace más lenta y envolvente, más adecuada para las pretensiones de los clientes que pueblan ahora el local. Me sirve el tercer whisky un joven moreno de rasgos decididos pero cordiales al que bautizo Pablo y convierto en músico de vocación, trompetista para más señas. Lo imagino convenciendo a la dueña para que algunas noches le permita amenizar el local con sus excelentes dotes musicales. Este Pablo mio comenzó a trabajar aquí atraído por el ambiente, y aunque en un principio no se lo planteó más que como algo transitorio, lo cierto es que ahora sería para él una tragedia perder el puesto. El local es su vida y con Natalia, la del ciento dos, vive una romántica historia de amor secreto de la que nadie más que ellos saben, pues ambos son conscientes de que si se llegará a conocer su relación serían expulsados inmediatamente. Me confieso profesar sincero afecto por Pablo.
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<BR>La agitación del local ha ido reduciéndose paulatinamente, puesla mayoría de los clientes han optado por abandonar la sala de copas y subir en buena compañía a las habitaciones. Apuro el whisky y estoy a punto de pedir otro cuando me reconoce Merche y se me acerca, me pasa la mano por la nuca, me mesa el cabello y arrimandome sus labios carnosos al oído, me propone subir. Pago a Pablo y me despido de él con un guiño socarrón mientras que marcho bien sujeto de las generosas caderas de Merche en busca de mayor intimidad.
<BR>La dejo esmerarse arriba en el ejercicio de su oficio, tan diestra y rutinaria como un operario apretando tuercas. Mi vista y mi mente descansan en la contemplación del reflejo de mi propio rostro en el espejo ovalado que reina sobre la comoda y reconozco, dominado por la lucidez, un rostro vacio que delata al abismo que lo corroe, que reclama la mascara que lo cargue de sentido y significación; ayer fue el sacerdote furtivo, hoy el buen padre de familia en apuros, mañana acaso sea el adolescente que busca deshacerse de su inocencia. <BR><BR>[ Este mensaje fue editado por: AlanMoore on 06-08-2005 20:05 ]

[Alas]

Estimado AlanMoore
<BR>He leido su relato con mucho agrado, personalmente me ha parecido poco balbuceante y muy expresivo. Deleitandome en su lectura me he sentido participe de la aventura imaginaria que propone y de la reflexión que nos deja sobre lo que somos en realidad, quizá "un baile de mascaras".
<BR>Un saludo
<BR>Alas
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[Flantains]

AlanMoore, para ser unos primeros pasos no esta nada mal <IMG SRC="images/forum/icons/icon_smile.gif">).
<BR>A mi tambien me ha gustado, aunque creo que te precipitas un poco al final, o la sorpresa final es un poco abrupta, si me permites la observación, quizá porque falta algún indicio que predisponga al lector hacia la sorpresa final, no sé, es una opinión personal, no me hagas mucho caso <IMG SRC="images/forum/icons/icon_smile.gif">
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<BR>Enhorabuena AlanMoore
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<BR>Cris
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[Dulcinea2002]

Muy buen relato en el que plasmas la manera que tienen algunos de vivir en el autoengaño para poder sobrevivir.

[KURICO]

Me ha encantado...y yo si estaba esperando esa "sorpresa"...me gusta porque torna en lúcida a la embriaguez...
<BR>Saludos