Light army: Ricardo, un disparo de cartuchos... día 1

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GeoCloaking
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Light army: Ricardo, un disparo de cartuchos... día 1

Mensaje por GeoCloaking »

Día uno…
<BR>Protagonista: Ricardo.
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<BR>“Se estaba preparando un asalto mayor al que he vivido, mis días que traté de corroborar para saber la solución de las cosas, solo complicó mi existencia con la necesidad de responder algo más, sería necesario, ¿sería?, hasta ahora sé lo que logré saber, y también sé lo que hice por lograrlo, Aquel sujeto de condenables vidas innegables, si lo tuviera en mis manos… es cierto, lo hice una vez, pero no logre darle el primer disparo… ahora que todo empeoro, será mejor asumir que estar detrás de estas palmeras.”
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<BR>Ricardo estaba acostado en el sofá de su habitación, mirando aquellas palmeras de plástico, que tanto le brindaron un momento de alegría. En esas se levantó. Lo común de un detective, es que en la actualidad, siempre es descartado de un caso cuando lo deja, pero el seguía teniendo su caso reservado después de los meses, y aunque se lo quitara, un detective siempre hace lo que debe hacer investigar, buscar la solución y hacer lo mejor para mañana.
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<BR>En esas, suena un celular mientras se coloca aquella chaqueta gruesa sin mangas, entonces empieza a pensar las cosas que estaba preparado a esperar, ¿Un delincuente que sabía su ubicación?, ¿La policía dando una queja?... Algo sabía y sabía mejor que sus primos, no sabría si no contestaba el teléfono.
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<BR>Ricardo: ¿¡Alo?!...
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<BR>Teléfono: Ricardo…
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<BR>La voz le palpita el corazón como si creyera al principio que podía y solo decae en el principio.
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<BR>Teléfono: ¿Ricardo Pablito de San Juaquin?
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<BR>Ricardo: Aaahh…
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<BR>Suspiró inmediatamente.
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<BR>Teléfono: ¿con quién hablo?...
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<BR>Ricardo: No es que, creí que me querían ver…
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<BR>Teléfono: ah, ya… ¿Está Ricardo Pablito de San Juaquin?
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<BR>Ricardo: Ricardo Pablito… emm, se equivoco señora…
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<BR>Teléfono: ah, disculpe, ¿eh?...
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<BR>La señora colgó y Ricardo también, pero mientras Ricardo estaba aliviado, la señora que llamó solo era una espía, y unas sombras las acompañaban, ocultando el gran ataque que se venía de pronto. Aquellos pasillos que pisaban el posible firmamento de tacón alto, podía reflejar un único intento, más numeroso y nada plural. “cartuchos…”…
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<BR>Una explosión derribó la puerta convirtiéndola en esta toda una artillería sobre el cuarto, cada alfiler que equivalía de toda la puerta, eran cenizas asesinas, cortando hasta la pobre palmera en dos. En esas, entran pero no ven nada, y cuando los sujetos ven los cuartos, no encuentran nada. ¿Dónde está Ricardo?, abajo… como estaba alojado en el segundo piso alrededor de la piscina, pasó desapercibido en una fiesta, lanzándose de una ventana a un árbol que se corrió. Ricardo corría lento y desapercibido, para que la gente no lo notaran raro, se colocó las gafas al salir, y salió por la puerta de salida, mientras veía a muchos sujetos tratar de entrar por las escaleras para saber que pasaba.
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<BR>Recepcionista: “¿Se va señor?...”
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<BR>Ricardo: Y que sea en Ford...
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<BR>Ricardo Mayo, un sujeto que no necesitaba que le dijeran quien es quien como para saber a quién regresarles las balas. Se dispuso en orden y avanzó, un vehículo llegó en su vereda, y para asegurarse, usó de la fiesta una bombilla para humedecer con alguna cosa su nombre para que no supiera cuando se fue. Llegó al vehículo, y se subió, lo demás no dice nada más ni menos, su primer día que quería regresar al peligro pero esta ya estaba preparada.
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<BR>“Eso es lo que me pasa, nadie lo entiende, hoy día conduzco un Ford, pero mañana no importa lo que conduzcas, siempre habrá gente más mediocre que un monstruo mecánico…”
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<BR>Y si esto solo fue el comienzo, esto, no es nada. Ricardo trató de ver las posibilidades de encontrar a un verdadero delincuente, ya que desde que al Fidius Spicer le informaron el método clásico de Ricardo, de aparecer infiltrado, nunca pudo ir a atacarlo, de hecho, todo los otros agentes, trataban de comunicarse con Fidius en celular, a través de larga distancia. “¿Dónde se encuentra?... a veces infiltrarse no es una cosa como dijo mi primo…” solo bastó llamar a uno de los delincuentes que conocía, cambió la voz y se preparó para hablar.
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<BR>Agente cobra: ¿Quién?...
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<BR>Ricardo: Habla Fidius, Ricardo esta en la guarida, ¡necesito que llamen a todos mis hombres de inmediato!...
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<BR>Agente Cobra: Maldi…
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<BR>Ricardo cortó la señal y dejó en hackeo el número de teléfono falso que lo llamaba, de esa manera, el sujeto probaría que lo llamó pero no fue así.
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<BR>Lo más fuera de serie, es que Ricardo podía ver a través de su vehículo, el agente salir de su guarida, ahora, solo debía permanecer en desapercibido, para que lograse llegar a la guarida del malvado Fidius.
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<BR>El agente se observó solo, desesperado, caminando rápido hacia una de las entradas menos ocurrentes de la ciudad, un negocio de churrascos grasosos. Cuando Ricardo desabordó el vehículo, se adentró con cautela, y se fijo que el delincuente se encontraba hablando a alguien en el interior, bofeteando a un sujeto que no conocía, ambos no estaban amarrados, y el otro sujeto parecía un viejo obeso, de cabello blanco y de traje formal ejecutivo.
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<BR>Agente Cobra: ¡Esto!...
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<BR>Lo demás no se oyó muy bien, y cuando se fue, pareció que para saber lo que ocurría, debía sacar provecho a saber que pasaba. Al lograr llegar al interior, a través de unos elementos colocados hacia el tejado, vio una apertura en la entrada que le permitió observar desde arriba. Verificó su recarga y espero.
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<BR>Agente Cobra: Tu nieta, esta muerta, ahora, no te quedara la cabeza…
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<BR>El agente Cobra sacó unas agujas de su guante y estas se alargaron sucesivamente hasta parecer algo mortal. Parecían unas garras o colmillos, pero la poca iluminación lo hacia reflejar un brillo intenso, como si se tratase de un arma de metal. Antes de que el sujeto quedara herido, resopló el eco de un tubo y un hilo de metal ardiente, que esfumó el sucio desplazamiento de aire del recinto. Cuando el sujeto se altero, se arrodilló con un acto de dolor, y cuando eso parecía, Ricardo sonrío, porque el Agente Cobra había muerto parado de espalda sobre el poste, sentado en una caja de empaque.
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<BR>Ricardo: ¿Está bien?...
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<BR>Sujeto: Estoy bien… es, solo… es solo mi abdomen…
<BR>“Debió haber sufrido una depresión enorme…”
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<BR>Cuando la doctora de su hospital médico de la Clínica Sta. Maria examinó la rodilla de un paciente, la traumatóloga Doroti Madon afirmó a Ricardo que su rodilla estaba inestable debido a un problema genético. Cuando la gente nace con una enfermedad, esta es remediable, pero no es que la sanes en realidad. Algunas penas significan dolor, y cuando los nervios pesan por esto, produce dolor en el estómago. Solo se podía ver como el Sujeto viejo sufría de un dolor intenso, uno al que nadie se podría poner contento. Baje para ayudarlo, usando uno de los cables sueltos de respaldo para bajar al suelo, y cuando llegó a donde el viejo, para este, no era nada agradable que me presenciara.
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<BR>Sujeto: gracias, esto… esto es como un milagro… quisiera que me dijera por que me vino a rescatar…
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<BR>Ricardo: Cualquiera lo haría por cualquier cosa…
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<BR>“Esto lo puso más adolorido, pero era mejor que en vez de presionarlo le dijera inmediatamente mi razón…”
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<BR>Ricardo: la gente, a ver… deja las consecuencias en el camino, pero de vez en cuando, es bueno ver que si las dejas, nunca solucionarás nada… cuando era joven, resolver millones de ejercicios de Matemáticas me hizo comprender que siempre seguiría haciendo soluciones… los flojos, siempre dejarán los ejercicios de lado, y cuando se hace eso se ponen peor… hoy, creo que también me vale este ejercicio… pero necesito que venga conmigo si quiere que lo ayude…
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<BR>Sujeto: ¡ja,ja,ja!, como dicen, ayúdeme a ayudarle…
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<BR>Ricardo apoyó el brazo de su rescate, detrás del cuello sí, y trató de sacarlo a fuera.
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<BR>“A veces me pregunto, si salvarlo valió la pena, ya que ahora que el delincuente quedó muerto, no sabré a donde se dirigía, y por ende, no encontraré la guarida de Fidius…”
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<BR>Sujeto: Espera…
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<BR>Me detuve.
<BR>Sujeto: No sé si eres la policía o una fuerza especial, pero quiero que sepas lo que debes saber…
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<BR>Ricardo: Qué cosa…
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<BR>Sujeto: Fidius, un sujeto terrible, compró mi mansión y mis acciones para que al robarlas, tuviese lo necesario para hacer algo peor, el quiere no solo las acciones de todas las armas secretas, también se apoderó como un líder de varias submafias comandantes…
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<BR>Ricardo: ¿UD sabe dónde esta Fidius?...
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<BR>Sujeto: Si… en mi mansión…
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<BR>Ricardo: ¿Dónde queda?...
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<BR>Sujeto: Este país es nuevo para mi… tal vez si vamos a un aeropuerto, nos permitan ir gratis…
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<BR>Ricardo: …Bien…
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<BR>Ricardo no se sentía bien, no solo Fidius había tenido su malvado origen en todo el mundo, sino que también estaba en otro país. Se notaba su notaria negociación, ya que todas las cajas que no había observado, tenían cada país, hasta el mío origen… Chile…
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<BR>Sujeto: Si no lo logramos, aún me queda esta carta…
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<BR>El viejo, le presentó una carta de Pocker o de Mazos Ingleses, en donde se veía un Haz de Corazones. Ricardo lo encontró más que raro y lo trató de tomar…
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<BR>Ricardo: emm…
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<BR>Ricardo no lo comprendió.
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<BR>Sujeto: dala vuelta…
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<BR>Girándola con su mano derecha, observó algo distinto, una tarjeta de un cupón.
<BR>Sujeto: podría haber elegido cualquier propaganda, pero el haz de corazón siempre me dio suerte…
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<BR>Ricardo: Dice, en Europa…
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<BR>Sujeto: Si, pero no se ubica exactamente ahí…
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<BR>Ricardo: Cómo…
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<BR>Sujeto: Para lograr ser propietario de mis negocios, debía apartarme de la competencia, solo de esa forma, podía alcanzar todo sin ser destruido, pero veo que nunca se sabe cuando una estrella topará con la costa…
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<BR>Ricardo: No entendí…
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<BR>Sujeto: Vivo en una isla…
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<BR>Ricardo le devolvió el cupón y en una cuadra después de aquel recinto desapercibido, el viejo sacó su mano para que no se apoyase en Ricardo y tomo aire fresco.
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<BR>Sujeto: Ya no me duele el abdomen…
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<BR>Sin embargo, seguía con el problema de mantenerse parado. El dolor que sentía es parecido a un elástico, dolerá más si lo estiras.
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<BR>Sujeto: No me ubico, ¿en dónde estoy?...
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<BR>Ricardo: Estamos en Arica… Chile…
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<BR>Sujeto: ¿Chile?, ah genial, nunca había venido aquí, que bello horizonte, ¿Por qué no se me ocurrió venir aquí?...
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<BR>Ricardo: Si… por qué no…
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<BR>Ricardo solo podía colocar su expresión de agobio.
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<BR>Más tarde, cuando el atardecer se solía ver intenso pero romántico, tomaron un avión personal de parte de Europa, para que pudiesen llegar a la isla de la mansión.
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